El franciscano Bahjat Elía Karakach, guardián del convento de Damasco y rector del Santuario de la Conversión de San Pablo, no tiene dudas: “La guerra siria es un conflicto internacional, no una guerra civil”. Lo dijo con firmeza en A Coruña, a donde acudió a dar una conferencia el 13 de marzo, invitado por la Institución Benéfico Social Padre Rubinos con ocasión de los actos programados para celebrar el centenario de esta entidad, en un salón de actos abarrotado. “Vengo a traer a España la voz de los sirios. La cuestión siria, aquí, solo se ve desde un lado”, afirmó.
Atendió a Vida Nueva antes de su conferencia. Casi a bocajarro le preguntamos si es difícil vivir la fe en Siria. Sonríe abiertamente y, tras señalar que no es fácil vivirla en ninguna parte del mundo, dice: “Las cosas más bellas son las más difíciles. Las bombas, los muertos y las carencias de todo tipo hacen la vida dura, ciertamente, pero afianzan la fe de los creyentes. Son innumerables los testimonios edificantes de hombres y mujeres al respecto”.
De origen armenio, sus abuelos habían emigrado a Siria huyendo precisamente del genocidio turco de 1915: “En Siria encontraron paz, una economía potente y con oportunidades de trabajo, una sociedad pluralista y tolerante por carácter, acogedora, con una constitución laica que favorecía la convivencia armoniosa del mosaico de culturas y religiones presentes en su territorio”. Y concluye: “Este modelo es el que se quiere destruir, es el que molesta. Si los cristianos desaparecemos de Siria, esto traería consecuencias muy graves para el mundo, en general, y para el Mediterráneo, en particular”.