La Conferencia Episcopal recuerda que si bien la Iglesia no es un partido, sí puede manifestarse sobre las implicaciones religiosas y morales que devienen de las decisiones políticas
A una semana de que se realice la segunda ronda electoral en la que se definirá al próximo presidente de Costa Rica, los obispos de ese país han hecho un llamado a la ciudadanía a vencer el abstencionismo, participando activamente en los comicios.
El pasado 4 de febrero, el pastor evangélico Fabricio Alvarado, y el oficialista Carlos Alvarado, obtuvieron el primero y segundo lugar de las preferencias, respectivamente, dejando fuera de la contienda a otros 11 aspirantes presidenciales, por lo que este 1 de abril los costarricenses elegirán de entre ellos a quien dirigirá el destino de su país.
El Episcopado de Costa Rica ha estado muy atento a este proceso electoral, y no ha dejado de exhortar a la participación cívica del pueblo en las elecciones, recordando en todo momento que ejercer el sufragio también es un deber de los creyentes.
El pasado 22 de marzo, a través de un mensaje titulado: “Que todos seamos uno…”, los obispos dejaron en claro que la Iglesia nunca será un actor político electoral. Esto, luego de que a principios de año el Tribunal Supremo de Elecciones de Costa Rica ordenó a la Iglesia católica y a la evangélica abstenerse de inducir el voto de sus feligreses.
Sin embargo, reconocieron, “sin temor alguno”, que la libertad y responsabilidad que les asisten les permiten hablar sobre las implicaciones religiosas y morales que devienen de las decisiones políticas sobre diversos temas nacionales, entre ellos: corrupción, déficit fiscal, pobreza, desempleo, desigualdad, infraestructura vial, inseguridad ciudadana, medio ambiente, educación, vida y familia”.
Aprovecharon para insistir en que la “Caminata por la vida y la familia”, así como la “Oración Ecuménica” realizadas el 18 de enero pasado, se llevaron a cabo sin ningún objetivo político electoral, por lo que negaron categóricamente que estos actos hayan sido el detonante de una campaña electoral tan polarizada; “antes bien –señalaron– fueron otras circunstancias de manejo político, de todos conocidas, las que alteraron el curso de la misma”.
La Conferencia Episcopal de Costa Rica afirmó que sus palabras y acciones seguirán encaminándose, como hasta ahora, “a la construcción del bien común y sin favorecer a nadie”, por lo que tomarán distancia de todo aquello que intente “envenenar a las almas y dividir y destruir la convivencia”.
Añaden los obispos: “En el ejercicio de esos derechos fundamentales, exhortamos a nuestro pueblo a vivir en paz y concordia estos últimos días del proceso electoral, cuanto más, en el contexto de la Semana Mayor, asumiendo las responsabilidades civiles y éticas para con la nación, y que el domingo 1 de abril, se emita el sufragio por aquella propuesta que consideren más idónea para dirigir los altos intereses del país”.
La tolerancia –apuntan– “aplica para todos, y nadie tiene monopolio de ella, por lo que invitamos a poner en practica la auténtica tolerancia, que implica respetar a quien piensa distinto, desechando toda manifestación de violencia y discriminación”.
Finalmente, exhortan a la sociedad civil, partidos políticos, organizaciones sociales, sectores académicos, Iglesias y demás actores, “a dejar de lado todo interés particular y, como gran familia costarricense, unirnos por el bien del país”.