El 20 de mayo, la Subcomisión parlamentaria (o lo que queda de ella) cerrará su más de un año de trabajo para tratar de llegar a un Pacto Educativo. A pesar de que, a día de hoy, han dado portazo a este organismo PSOE, Unidos Podemos, ERC, PDeCAT y PNV, con lo que únicamente se mantienen PP y Ciudadanos, Amelia Álvarez Rodríguez, de la Plataforma Estatal de Profesores de Religión, asegura tener “mucha esperanza en que las fuerzas políticas que quedan cerrarán el Pacto, pues la cuestión es educativa y es así como la Subcomisión lo va a tratar”.
El optimismo de esta profesora radica también en que “nuestras propuestas están aceptadas por los grupos que lo cerrarán [el Pacto Educativo]”, y que les fueron entregadas a los representantes del Partido Popular y de Ciudadanos el pasado 19 de marzo, y que contemplan, entre otras cuestiones, que la asignatura de Religión, así como los 12.000 profesores que la imparten en la escuela pública, tengan “plena estabilidad”.
Álvarez no cree que ambas cuestiones, siempre problemáticas y sometidas a presiones políticas, vayan camino “del enquistamiento, pues este se va a acabar con la votación y las sentencias de los tribunales Supremo y Constitucional”.
“Pedimos responsabilidad y respeto a los políticos”
En su opinión, “durante mucho tiempo se han ofrecido muchas excusas, por lo que hay que ayudar a la educación española a tener claro que es un lugar para todos y entre todos, un lugar de formación y convivencia, y para eso hay que respetar las libertades de los padres y de los ciudadanos”.
Es consciente esta profesora e impulsora de un documento de consenso que ha sido avalado por las plataformas autonómicas de profesores de religión de que no pueden quedarse de brazos cruzados, por lo que han anunciado “movilizaciones sociales, sindicales y políticas”, que aún no han concretado. Lo que sí tiene claro es lo que se les puede exigir a los representantes de todas las formaciones políticas: “Responsabilidad y respeto”.
En su opinión, ahora “solo queda reformar la LOMCE”, aunque considera que “es difícil, porque todos quieren hacerse con la educación como poder político. Pero la educación es una razón educativa y nuestra asignatura también. Las propuestas y modelos de Europa así lo demuestran”.
En menos de dos meses sabremos si las esperanzas de esta profesora y activista a favor de la asignatura de Religión y de los derechos laborales de sus docentes eran fundadas o, de nuevo, volverán a estar al albur de los vaivenes políticos, como viene sucediendo desde hace cuatro décadas.