El Catatumbo, en el noreste del departamento de Norte de Santander, en Colombia, sigue siendo una región azotada por la violencia. La razón fundamental radica en los enfrentamientos entre las guerrillas del Ejército del Liberación Nacional (ELN) y el Ejército Popular de Liberación (EPL) que, según cifras ofrecidas por el diario El Espectador, afectan a 20.300 personas.
Sin embargo esto no ha amilanado a sus habitantes, quienes al inicio de esta Semana Santa, el pasado 26 de marzo, realizaron la “Caravana de la esperanza S.O.S. Catatumbo”, una acción colectiva, creativa y de fe, como respuesta a los diversos acontecimientos violentos de la guerra que persiste, paradójicamente, en los ‘tiempos de paz’ que siguieron a la firma de los acuerdos con las FARC.
La caravana, organizada por las diócesis de Tibú y de Ocaña, salió desde Tibú, encabezada por su obispo, Omar Sánchez, y algunos sacerdotes de la diócesis, hasta el Tarra, donde fue recibida en el ‘puente rojo’, a las 9:30 de la mañana del Lunes Santo, por el obispo de Ocaña, Gabriel Villa, quien presidió en el lugar una eucaristía y clamó por la mediación del diálogo para alcanzar la paz.
El obispo de Tibú, en declaraciones para El Espectador, hizo un llamado para que el Catatumbo pueda vivir en paz. Le habló, tanto a los civiles como a los armados, convencido –como su homólogo de Ocaña– de que el diálogo es la salida a un momento tan difícil como el que se vive en la región y resaltando la importancia de la movilización social en medio de la guerra.
“Tomamos la decisión, como Iglesia, de venir hasta el centro del Catatumbo y convocar a la comunidad a expresar con esta acción simbólica el dolor, la preocupación y el drama que están viviendo en perspectiva de esperanza. Dejamos el mensaje de una paz completa e invitamos a los grupos a retomar el camino del diálogo para salir definitivamente de la guerra”, señaló.
La movilización social del pueblo del Catatumbo responde a la necesidad de vivir en paz y pasar una Semana Santa sin guerra. Por ello, al ser indagado por el diario capitalino, sobre su mensaje para la Semana Mayor, el prelado de Tibú, con más de 7 años de ministerio en esa zona, expresó que “tenemos que recordarle al pueblo catatumbero que no está solo, Dios camina con él. Esta Semana Santa debe ser una ocasión para reconocer un Dios que es cercano, que le duele la esclavitud de un pueblo”.
Asimismo Sánchez reafirmó el compromiso de la Iglesia en medio de este conflicto: “estamos desde el inicio de todo esto y estaremos hasta el final. La Iglesia no se puede retirar, no busca los lugares cómodos y fáciles. Por el contrario, para nosotros es un reto acompañar a nuestras comunidades”.