La parroquia del Sagrado Corazón de Jesús, en Bucaramanga (Colombia), prolonga la experiencia de fe, en esta Semana Santa, a través de la pintura, la música sacra y la dramaturgia
Una vez concluidas las celebraciones centrales del Viernes Santo, la parroquia del Sagrado Corazón de Jesús, en Bucaramanga, inauguró en el segundo piso del templo la exposición “La Locura de Dios”, del sacerdote y pintor alemán Sieger Köder, fallecido en 2015.
“Es una obra muy bellamente comentada por los expertos del arte, que logra captar en formas y en color el Misterio de Dios que muere para salvarnos”, comenta el párroco Misael Meza, consultado por Vida Nueva.
Quienes la visiten podrán encontrar informaciones sobre el padre Köler y su obra. Además, “cada una de las representaciones del Vía Crucis cuenta con su respectiva explicación, con la adecuada iluminación y música, para que podamos apreciar lo que este gran artista quiso plasmar sobre el misterio de la Cruz, en Jesús, a través de sus caminos”, agrega el sacerdote jesuita.
La exposición de Köder, traída desde Alemania a la ciudad colombiana, permanecerá abierta al público durante este Sábado Santo e incluso hasta el Domingo de Resurrección “para que la gente, después de las ceremonias mayores, pase un momento y se dé el gusto de contemplarla”, prolongando, de este modo, la experiencia de fe vivida en la lirturgia.
La pintura no es la única manifestación artística que tiñe de mística y estética la Semana Mayor en una de las parroquias más concurridas de la arquidiócesis de Bucaramanga, que por estos días alberga, en cada celebración, entre 2.000 y 2.500 fieles.
“A través de la estética y del arte promovemos la contemplación del Señor”, subraya el padre Meza, al comentar el positivo y significativo impacto del concierto de música sacra que tuvo lugar el Jueves Santo, a las 7 de la noche, tras el inicio de la exposición del Santísimo en el templo parroquial, donde, a su vez, se erige uno de los monumentos –en honor a Jesús Eucaristía– más frecuentados por los bumangueses. “Con el canto queremos motivar a una experiencia mística y contemplativa en el encuentro con Dios”, dice.
Antes de la Semana Santa, durante la Cuaresma, “cada viernes tuvimos una hora larga de música sacra, para lo cual invitamos a diferentes corales de la ciudad. Esto nos permitió vivir este tiempo de preparación con la ayuda del arte”, añade el religioso.
Además de la pintura y la música sacra, la parroquia del Sagrado Corazón de Jesús llevó a escena –con la participación de 30 actores naturales– ‘la Pasión del Señor’ en la tarde del Viernes Santo.
“En vez de leer el Evangelio, quisimos hacerlo dramatizado, es decir, actuado”, comenta el párroco, testigo del exigente ritmo de preparación asumido por quienes han encarnado a los personajes bíblicos: “mal contados, llevaban dos meses con ensayos semanales, tres veces por semana; incluso, durante la Semana Santa han afinado su actuación”, asevera el sacerdote.
La triple apuesta artística asumida por la parroquia bumanguesa para este Triduo Pascual (pintura, música y dramaturgia), se sostiene en el rico y vasto legado del arte cristiano. Para el jesuita Misael Meza, “si algo ha producido arte, en el mundo occidental, ha sido la experiencia cristiana. Hablemos de escrituras, pinturas, vitrales, música, teatro… que no decir de las hermosas iglesias, catedrales y basílicas… Desde el siglo I y II, la experiencia cristiana, la vida misma de Jesús, la vida cristiana, ha sido motivo de arte”.
“También los jesuitas, desde su fundación, vieron en el arte una manera de evangelizar muy importante”, continúa el religioso. “Ha sido muy propio de los jesuitas, promover la experiencia cristiana a través de los autos sacramentales, por ejemplo, lo mismo que de la pintura, la escultura y la música”.
Las reducciones jesuíticas en el sur del continente, dan fe del potencial del arte en los procesos de inculturación de la fe cristiana en América, hace cinco siglos. “La manera como los primeros evangelizadores se ‘ganaron’ a las comunidades indígenas, fue a través de la música y de las diversas expresiones dramáticas”, concluye el jesuita.