México

Descarta Obispo mexicano “marcha atrás” en materia de objeción de conciencia

El responsable de la Comisión Episcopal de Pastoral de la Salud, monseñor Domingo Díaz, pide que no haya represalias en contra de los médicos o personal de enfermería que decidan no participar en un aborto o eutanasia





El pasado 22 de marzo, el Senado de la República aprobó con 53 votos a favor, 15 en contra y una abstención, la adición de un artículo sobre objeción de conciencia a la Ley General de Salud. Dicho texto habla del derecho a la objeción de conciencia, que se refiere a que tanto médicos como personal de enfermería pueden negarse a realizar un procedimiento que ellos consideren moral o éticamente inaceptables.

Luego de que el Partido de la Revolución Democrática señalara que la manera en que se aprobó la reforma da pie a una acción de inconstitucionalidad, y por lo mismo convocara a la sociedad a acudir a la Suprema Corte de Justicia de la Nación, monseñor Domingo Díaz Martínez, responsable de la Pastoral de la Salud de la Conferencia del Episcopado Mexicano y arzobispo de Tulancingo, consideró muy difícil que se dé marcha atrás a esta aprobación, misma que calificó de “positiva”.

“Creo que estas personas están equivocadas –dijo–; es algo tan sencillo como que si el médico dice: ‘yo no estoy a favor del aborto ni de la eutanasia’, se le respete su decisión”. 

Sobre el argumento de algunos miembros de ese partido político en el sentido de que la reforma vulnera y violenta los derechos de las mujeres en casos como el aborto, monseñor Díaz Martínez afirmó: “No es así. Desde luego, la mujer tiene derecho a actuar sobre su cuerpo, pero el ser que está dentro de su cuerpo es distinto al de ella, y ella lo debe respetar”.

Derecho inalienable

El Arzobispo señaló que en el caso de los médicos y enfermeros(as), nadie tiene por qué obligarlos a hacer el mal; es decir, “si ellos, en su conciencia, consideran y juzgan que están haciendo un mal al quitarle la vida a un ser humano, ya sea a través del aborto o de la eutanasia, nadie los puede obligar a hacerlo, pues estarían violando sus derechos”.

Explicó que no sólo desde la religión se busca el respeto a las decisiones de las personas –en este caso la de los médicos y enfermeros(as)–, sino que la misma Declaración Universal de los Derechos Humanos, en el artículo 18, señala claramente: Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho incluye la libertad de cambiar de religión o de creencia, así como la libertad de manifestar su religión o su creencia, individual y colectivamente, tanto en público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia.

En este sentido, dijo confiar en que, una vez publicada por el Presidente de México la reforma en el Diario Oficial de la Federación, tanto los médicos como el personal de enfermería que decidan hacer uso de este derecho, no sean señalados por sus compañeros de trabajo o se tomen represalias en contra de ellos, “sino que se les respete su forma de pensar y de actuar”. 

El responsable de la Pastoral de la Salud del Episcopado hizo un llamado a que, como Iglesia, los fieles estén pendientes de las propuestas de los diputados y senadores; “pues ellos han sido elegidos para defender nuestros derechos y trabajar siempre en busca del bien común”.   

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