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Manos Unidas denuncia que “la enfermedad es hoy un negocio multimillonario”

  • Con la celebración el sábado 7 de abril de la Jornada Mundial de la Salud, la entidad eclesial pone el foco sobre que la mala salud es consecuencia y causa de la pobreza
  • La empresas farmacéuticas casi no invierten recursos en las enfermedades mortales de los países en desarrollo





Este sábado 7 de abril se celebra el Día Mundial de la Salud y con este motivo Manos Unidas destaca que la salud de la población está “intrínsecamente ligada a la capacidad de desarrollo de las sociedades, y que, si ésta es mala, se ve afectada la capacidad laboral y productiva de las personas”. Más grave es aún la situación en los países empobrecidos, donde la necesidad de fuerza física para llevar a cabo las labores del trabajo es mayor.

Manos Unidas exige el respeto al Derecho a la Salud dejando de un lado “la mercantilización de la medicina y los medicamentos, que se añade a los problemas de acceso a los servicios sanitarios de aquellas personas que viven en las zonas más dispersas, donde se encuentran los mayores núcleos de pobreza”. “Continúa existiendo la necesidad de luchar contra el estigma de la enfermedad en numerosos países que hace que las personas enfermas se vean doblemente castigadas, por el hecho de la enfermedad y por el rechazo que reciben por su debilidad”, destacan.

Menor inversión en enfermedades de países en desarrollo

Fidele Pogda, coordinador del Departamento de Estudios y Documentación de Manos Unidas, afirma que “millones de personas viven torturadas por la enfermedad y la pobreza y esta situación exige cambios decisivos. El derecho a la salud y a bienes tan básicos como los fármacos y las vacunas está gravemente amenazado por los desequilibrios económicos del mundo”. Y aunque el 97% de la mortalidad por enfermedades infecciosas tiene lugar en países en desarrollo, la mayor parte de los nuevos fármacos van destinados a curar enfermedades del mundo desarrollado. La inversión en vacunas y en enfermedades mortales que se dan en el mundo en desarrollo es cada vez menor.

Pese a estas demandas de la comunidad internacional, un tercio de la población mundial no tiene acceso a las medicinas, y ello tiene que ver, sobre todo, con el alto coste de los medicamentos. Y aunque las declaraciones internacionales establecen que la protección de la propiedad intelectual no debe impedir la protección de la salud pública de los más pobres y reconoce su derecho a producir e importar genéricos, estos acuerdos no se cumplen.

La enfermedad como negocio

“Asistimos impasibles al hecho de que las grandes corporaciones farmacéuticas, dueñas de las patentes de los medicamentos, presionen a gobiernos y empresas de países del Sur que han fabricado sus propias medicinas a precios muy inferiores”, asegura Pogda. Y ahondando en la problemática de los medicamentos genéricos afirma que “se argumenta que esa fabricación viola los derechos de propiedad intelectual, sin tener en cuenta el Derecho a la Salud ni la más mínima responsabilidad social y solidaria para con las personas”.

Para tratar de luchar contra la pobreza que supone la falta de salud en los países empobrecidos, ayudando a prevenir las enfermedades, Manos Unidas ha llevado a cabo 110 proyectos sanitarios de cooperación en algunos de los países más empobrecidos de África, América y Asia y a ellos ha dedicado el 19% del total de sus recursos (6.237.922 euros) para beneficiar a cerca de 800 mil personas (764.640 beneficiarios).

Los mayores esfuerzos de la ONG se centran en la creación de infraestructuras sanitarias, el equipamiento y mejora de las ya construidas, la promoción de campañas de vacunación y de medicina preventiva. Sin olvidar la formación de promotores de salud, la atención materno-infantil, la formación en alimentación y nutrición o la dotación de agua potable y saneamiento.

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