“Decir ‘tengo vocación’ es una expresión antigua”. Lo ha dicho la profesora de la Universidad Pontificia Comillas Nurya Martínez-Gayol al comenzar su ponencia ‘Tengo vocación. Más allá de una expresión: claves teológicas’ en la 47ª Semana Nacional para Institutos de Vida Consagrada, que se celebra en el aula Ángel Herrera de la Fundación Pablo VI.
Según ha afirmado la Esclava del Sagrado Corazón de Jesús, “la vocación no se tiene, se es. Es algo que te constituye. No es la razón para vivir, sino mi vida. Es muy simple: no tengo vocación sino que soy vocación”. Asimismo, la religiosa ha puesto de manifiesto que la vocación “antes de nada es un regalo, un don; entonces, no podemos más que acogerla y consentir cuando viene con tanta fuerza”.
Desde un punto de vista teológico, Martínez-Gayol ha recalcado que “es la vocación la que nos tiene a nosotros, porque la vocación no se retiene, te sostiene en abierta disponibilidad”. “Si decimos que tenemos vocación-ha continuado-, la convertimos en una realidad fija que me pertenece y solo tengo que proteger, pero la vocación es indudablemente dinámica porque surge de un encuentro con el que llama”.
Por su parte, el claretiano Severiano Blanco, profesor de Biblia del Instituto Teológico de Vida Religiosa, ha ofrecido una ponencia que llevaba por título ‘Un joven llamado Saulo. Propuesta y respuesta vocacional en la Biblia’, en la que enumeró varios de los jóvenes de la Biblia que pueden ser tomados como ejemplo hoy, como Samuel o Timoteo.
Según sus palabras, de ellos “podemos quedarnos con su coraje, decisión y capacidad de leer la realidad”. Y añade: “Ellos decidieron ir por un camino nuevo y tuvieron la fortaleza para romper y la generosidad en su corazón”.
Por otro lado, el obispo de Tarazona, Eusebio Hernández Sola, incondicional de la Semana Nacional para Institutos de Vida Consagrada, ha abierto la jornada de hoy recordando a los religiosos que “corremos el riesgo de perder a los jóvenes, y ellos están siendo los grandes motores de la sociedad”.
Por ello, les ha instado a “descubrir la riqueza de los jóvenes” y ha apostado por “acercarnos a ellos para dialogar y escucharles con un gran respeto”, porque “ellos necesitan compartir momentos, inquietudes y preocupaciones”. Un consejo que él mismo se aplica cuando va de visita a colegios e institutos y se siente con los jóvenes a hablar “sin miedo a que pregunten lo que quieran, con toda libertad”.
En este sentido, el agustino recoleto citó al papa Francisco como un profeta que “ha tenido la enorme intuición de poner a los jóvenes como tema de interés y preocupación de la Iglesia universal”. Pues, es sabedor de que “el trabajo pastoral de todos es intentar que el joven descubra su vocación en la vida, porque lo importante es que descubra el camino de su felicidad, que todos buscamos”.