El pasado 22 de marzo se presentó en Madrid el libro ‘Papa Francisco, política y sociedad’ (Encuentro), del sociólogo francés Dominique Wolton. Se trata de una obra excepcional por las condiciones en las que se ha escrito, en conversaciones privadas entre el Pontífice y este reconocido agnóstico que se han llevado a cabo con gran discreción en la Ciudad del Vaticano.
PREGUNTA.- ¿Es la visión del Papa en materia social y económica una utopía hoy en día?
RESPUESTA.- Aquí veo una paradoja. Desde León XIII, la Iglesia condena el capitalismo salvaje, la especulación… Pero en esto nunca ha sido escuchada. Él es consciente y, aunque no es responsable de la historia de la Iglesia, tampoco es un conformista, y sigue luchando por sus ideas. Llegó a Roma con 76 años, y ha crecido en libertad y capacidad crítica, cuando, al envejecer, normalmente se decae. Creo que es más libre ahora como papa que hace 30 años, porque hoy dice las cosas como las piensa.
Además, es mitad franciscano, y lo que más le preocupa son los desfavorecidos. No le gustan los poderosos; por eso tiene esa habitación tan pequeña en el Vaticano. Lo que le gusta son las audiencias generales. En ellas puede salir, bromear, saludar… Le aburre no estar en contacto con el pueblo.
P.- ¿Comparte su visión de que vivimos una “guerra mundial a pedazos”?
R.- Sí. Condena y tiene miedo del capitalismo salvaje, que funciona sin normas morales desde los 90. Esto aumenta las distancias entre ricos y pobres, poniendo en peligro e incluso destruyendo a las clases medias. Eso, a nivel mundial, es un serio riesgo de guerra, hace que los ricos sean cada vez más ricos y los pobres más pobres. Hay que ayudar a los pobres y que los ricos y poderosos hagan concesiones en torno a estas reformas para evitar los enfrentamientos.
P.- ¿Cree que las reformas de Francisco son verdaderamente irreversibles?
R.- No soy especialista vaticano, pero creo que será muy difícil dar marcha atrás en ciertas cosas, como el contacto con la gente, tener un Vaticano menos estricto, menos oficial… En inmigración también será difícil, como en costumbres y comportamientos. También su visión de la ecología y el medio ambiente. Pero los adversarios del Papa no le atacan sobre cuestiones empíricas como estas, sino en cuestiones teológicas y, normalmente, en pequeños detalles y matices de teología, nunca en gestos y asuntos sociales.