“Espero que los obispos en todo el mundo se abran más a los jóvenes”. Esta es la esperanza que el prior de Taize, el hermano Alois Löser, tiene depositada en el Sínodo de los jóvenes de octubre. Y así se lo transmitió por videomensaje ayer, 7 de abril, a los 700 religiosos que se dan cita estos días en la 47ª Semana Nacional para los Institutos de Vida Consagrada, celebrada en el aula Ángel Herrera de la Fundación Pablo VI. Y es que según el prior de Taize, “forma parte del ministerio de los obispos el tener tiempo para escuchar a los jóvenes, para acompañarlos”.
El hermano Alois, ante todo, dice que “hay que dar gracias porque el Papa invite a un Sínodo sobre los jóvenes y con los jóvenes para escuchar qué es lo que esperan de la Iglesia”. Y, por otro parte, espera de ellos que comprendan ” a través de ese Sínodo que la Iglesia es un lugar de acogida” porque “los jóvenes buscan en la Iglesia una amistad” y si no la encuentran “no podrán comprender qué es la Iglesia”.
La visión que tiene el religioso de los jóvenes es la de una generación comprometida.“Veo en los jóvenes una gran generosidad. Les gustaría vivir la amistad, les gustaría vivir la solidaridad; y, cuando hay una catástrofe en el mundo, los jóvenes se sienten profundamente tocados: quieren comprometerse, quieren vivir para los demás”. Sin embargo, pese al compromiso social, el otro factor que destaca de los jóvenes es la dificultad para decidirse “para toda una vida”. “Asumir un compromiso de por vida, ya sea en el matrimonio, o en una vida de celibato”, recalca.
Sobre cómo llama el Papa a los jóvenes, el prior de Taize echa mano de ‘Evangelii gaudium’: “La alegría del Evangelio nos pone en pie, y él llama a los jóvenes a ponerse en pie”. “Francisco es exigente con los jóvenes” ha recalcad, porque les pide “abrirse, aliviar a los demás, superar fronteras, vivir la comunión, no tener miedo de ir a las situaciones de sufrimiento”. Y “sin esto no podemos comprender quién es Cristo”.
Continuando esta reflexión, el hermano Alois mantiene que “tenemos que ir hacia aquellos que son más pobres que nosotros, y el Papa nos llama a todos (en particular a los jóvenes) a caminar hacia ellos. Y él tiene confianza en los jóvenes. Él tiene confianza en que también los jóvenes pueden mostrarnos nuevos caminos incluso para la unidad de la Iglesia”.
En relación a la aportación que la Vida Consagrada puede hacer a los jóvenes hoy, lo tiene claro: ser un signo de comunidad. “¿Cuál es el testimonio de comunidad que damos? ¿Transmitimos verdaderamente este mensaje a los jóvenes: que la vida en comunidad es posible y que la vida en comunidad es bella?“, preguntó el religioso.
“Como consagrados, ante todo, hoy estamos llamados a ser un signo de comunidad. Que nuestras comunidades sean como una parábola de comunión”, recalcó. Y, en este sentido, hizo hincapié en que “a veces sentimos demasiado la tentación del individualismo, incluso en nuestras comunidades”.