Con la celebración de una eucaristía, este lunes dieron inicio oficialmente los trabajos de la 105 Asamblea Plenaria de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM). La Misa fue presidida por el presidente del organismo, el cardenal José Francisco Robles Ortega, quien durante los próximos cuatro días estará encabezando las sesiones en las que participan unos 150 obispos, una veintena de sacerdotes y algunos religiosos.
En su homilía, el cardenal Robles llamó a los obispos mexicanos a aprender de la confianza que Dios les tiene y de la confianza que ellos deben tener en Dios, y les advirtió sobre el riesgo de creer que todo depende exclusivamente de los seres humanos, lo que podría terminar por hacerlos “prisioneros de nuestras capacidades, de nuestras fuerzas y de nuestros horizontes estrechos”.
Nosotros –recordó a sus hermanos en el episcopado– estamos llamados a enseñarle a la gente a dejarse conducir por la vida en el Espíritu, siendo fieles discípulos y misioneros de Jesucristo. “Al inicio de estos trabajos, Dios mismo nos está llamando a ser dóciles, a salir de nuestra autorreferencialidad, para ser capaces de escucha, de encuentro, de diálogo, de compromiso, de participación de un Proyecto de Salvación mucho más grande que los nuestros”.
El también Arzobispo de Guadalajara pidió a los pastores volver por un momento la mirada al Acontecimiento Guadalupano, y sentirse llamados a seguir construyendo la “casita” del Tepeyac en esta nación “a la que Dios ha ofrecido su gracia a manos llenas”. Prueba de ello –dijo– es la gran cantidad de carismas que se han generado en México a lo largo de la historia, lo mismo que misioneros, santos, riqueza para la vida de la Iglesia y del mundo. Tantos rostros concretos que, superando a diario el pesimismo estéril y la división, se han abierto a la iniciativa de Dios, y se han convertido en una señal de lo fecunda que puede ser una tierra que no se deja encerrar en sus propios límites, abriéndose a Dios y a los demás”.
Servir en comunión
Tras referirse a la dinámica de servicio que debe imperar en la Iglesia, el cardenal Robles recordó que la CEM en sí es un espacio de servicio, y el ministerio episcopal es un ‘hágase según Su Palabra’. Añadió: “Nuestra Asamblea es una llamada para decir sí, para colaborar y servir a nivel inter-episcopal, y de aquí, atentos al Espíritu, seamos capaces de servir en comunión en nuestras respectivas provincias y diócesis, como una Iglesia unida, a esta Patria que nos vio nacer”.
En este sentido, exhortó a los obispos a ser los primeros en vivir, con una fe profunda en el misterio de la Encarnación, conscientes de que nada es imposible para Dios, y por consiguiente, tampoco para aquél que vive unido a Él.
Finalmente, dijo que tanto el Proyecto Global Pastoral –cuyo documento final se espera que sea aprobado en esta asamblea–, el Año de la Juventud y el proceso electoral 2018, piden de los obispos un sí profundo. “No sólo una mano levantada. Nos exige verdadera adhesión, corresponsabilidad, participación y comunión de esfuerzos”, concluyó.