“Queremos hacernos cargo de los errores que nos correspondan y corregirlos, de tal forma que la Iglesia sea, cada vez más, un ambiente sano y seguro para niños, niñas y jóvenes”, expresan los obispos chilenos en su mensaje al término de la asamblea plenaria ordinaria, realizada en el balneario de Punta de Tralca, en el litoral frente a Santiago. Asamblea que quedó marcada por la carta del Papa Francisco dirigida a todos ellos.
En el mensaje se refieren a esa carta y confiesan que, “junto al Papa, sentimos dolor y vergüenza porque, a pesar de las acciones realizadas estos años, no hemos logrado que las heridas de los abusos sanaran en los corazones de muchas víctimas y siguen siendo una ‘llaga’ abierta en el corazón de la Iglesia en Chile”. Renuevan sus esperanzas porque ven “en esta intervención del Sucesor de Pedro un camino concreto para que juntos podamos ayudar a sanar y reparar las heridas que aún permanecen abiertas”.
Temas de la agenda
Aunque el mensaje final de la asamblea se restringe al impacto provocado en los obispos por la carta de Francisco, no dejaron de abordar los temas que tenían en agenda. Uno de ellos era el análisis de los contenidos para las clases de Religión, tema a cargo del obispo de Temuco y presidente del Área de Educación en la Conferencia Episcopal, Héctor Vargas, quien aseguró al diario La Tercera que “nuestra convivencia es de hermanos, de mucha fraternidad, y la carta del Papa la vemos como el mejor empujón para mejorar”.
Como es habitual en estas asambleas, también dedicaron tiempo al intercambio de pareceres sobre los acontecimientos de la realidad nacional y eclesial, momento en el cual recibieron al ministro secretario general de la Presidencia, Gonzalo Blumen, quien les presentó el programa del recién asumido presidente Sebastián Piñera.
Con participación de laicos, sacerdotes y religiosas representativos de diversos ámbitos sociales, los obispos dedicaron un día completo a un diálogo franco sobre la crisis que vive la Iglesia chilena, sus desafíos y posibles caminos a recorrer. En una primera parte escucharon sus presentaciones y luego intercambiaron en grupos para apuntar líneas orientadoras conclusivas.
Con participación de la comisión nacional para la preparación de la visita del Papa a Chile, su presidente, el obispo secretario general de la Conferencia Episcopal, Fernando Ramos, y el director ejecutivo de la Comisión, Javier Peralta, expusieron su evaluación de la visita. Desde esa información, con los obispos analizaron los ecos que dejaron la presencia, el testimonio y los mensajes del Papa en el país.
En cuanto al Congreso Eucarístico convocado para este año, integrantes de la Comisión Nacional asistieron a una de las sesiones para exponer los avances en su desarrollo. Su presidente, el arzobispo de La Serena, René Rebolledo, explicó que esta es una invitación “a profundizar en el misterio de la Eucaristía, venerarlo públicamente, celebrarlo en su mayor dignidad posible, procurando que transforme nuestra vida”.
Agregó que será una ocasión para acoger las palabras del Papa en su carta recibida en esta misma asamblea donde les pide a los obispos “poner a la Iglesia de Chile en estado de oración”. Anunció también la creación del sitio www.congresoeucaristico2018.cl como apoyo con información, recursos pastorales y documentos.
Impacto de la carta del Papa
Esos temas previstos para la agenda de esta asamblea pudieron ser abordados, pese al impacto de la carta del papa Francisco que requirió tiempo para acogerla, analizarla y definir la respuesta del conjunto de los obispos a la convocatoria para reunirse con él, en Roma, lo que definieron para la tercera semana de mayo próximo.
Ante las nuevas perspectivas que abre esta carta del Papa, los obispos aseguran que, “para iniciar este camino, nos ponemos, como Iglesia, en estado de oración, escucha, discernimiento y disponibilidad para renovar la comunión eclesial”, expresan en el mensaje conclusivo de la asamblea. “Pedimos a nuestras comunidades que nos ayuden con su consejo y oración, como lo pide el propio Papa; las víctimas han de ser el primer motivo de nuestra plegaria y reparación”, concluyen.