Blázquez sobre la escasez de sacerdotes: “Padecemos una penuria seria de vocaciones”

El cardenal Ricardo Blázquez, presidiendo una Asamblea Plenaria arzobispo valladolidad presidente

“Desde hace mucho tiempo venimos padeciendo una penuria seria de vocaciones para el ministerio presbiteral”. Así de claro se ha mostrado el cardenal arzobispo de Valladolid, Ricardo Blázquez, en su discurso inaugural de la 111ª Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española, que se ha abierto hoy, 16 de abril, y se clausurará el próximo día 20. El presidente de los obispos ha puesto de manifiesto el invierno vocacional que vive la Iglesia, donde “si hace varios decenios la abundancia era extraordinaria, actualmente la escasez es también extraordinaria”.

Del mismo modo, “aquella abundancia impulsó a la construcción de muchos seminarios, que poco tiempo más tarde no fueron necesarios”. Las consecuencias de “esta carestía larga y dura están a la vista”: descenso del número de presbíteros y media de edad cada vez más alta.

El prelado ha señalado que, “aunque buscamos la salida a esta situación personalmente o en grupos de obispos con los colaboradores, es necesario que compartamos como Conferencia Episcopal las inquietudes y temores, las experiencias y esperanzas sobre esta realidad fundamental para la vida y la misión de la Iglesia”. En este sentido, “nos ofrece una oportunidad la publicación de la Ratio fundamentalis institutionis sacerdotalis, con el encargo contenido en la misma de elaborar una Ratio nueva para los seminarios de nuestras diócesis”. Un trabajo “pendiente” en el que la Comisión Episcopal de Seminarios y Universidades guiará a los obispos.

La secularización, una marea

La crisis actual puede deberse a muchos factores, y aquí el cardenal ha lanzado varias preguntas al aire: “¿Crisis de vocaciones al ministerio presbiteral, a la vida consagrada, al matrimonio cristiano, o, más bien, crisis de iniciación cristiana? ¿No queda el alcance de la iniciación cristiana muy debilitado por la insuficiente continuidad?”. Según sus palabras, “sin la maduración de lo iniciado y sin la vida cristiana en grupo y comunidad es muy improbable resistir al enfriamiento cristiano del ambiente y a la secularización que, como una marea, sube afectando a las familias, a la educación y a la solidez de los valores morales”.

Blázquez ha hablado sobre la creación de unidades pastorales, la ayuda de los religiosos sacerdotes o la colaboración de los laicos frente a la falta de vocaciones, pero “no podemos resignarnos a la administración de la escasez. Nuestra cuestión mil veces planteada es la siguiente: ¿cómo invitar con respeto, cómo alentar la decisión, cómo discernir la vocación, cómo crear las condiciones para que sea escuchada la llamada de Dios?”.

Sin medias tintas, el cardenal ha apostado por “decirlo con claridad: la Iglesia en España necesita vocaciones para el ministerio sacerdotal; y al hacernos eco de esta indigencia básica, no debemos olvidar, movidos por la solicitud católica, la colaboración con otras diócesis y la participación en la ‘missio ad gentes'”.

¿Por qué los jóvenes se alejan de la Iglesia?

Por otro lado, el purpuado ha hecho durante su intervención un dibujo de la juventud de cara al Sínodo de los Obispos sobre ‘Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional’ de octubre. “Intentamos evangelizar sin tener en cuenta a quiénes nos dirigimos”, ha afirmado.

“¿Por qué muchos jóvenes, sin motivo personal conocido, se distancian de la participación en la vida de la Iglesia y se colocan silenciosamente como al margen, de ordinario sin agresividad? ¿La Iglesia es para ellos indiferente e irrelevante? ¿Están convencidos de que poco o nada pueden esperar de ella? ¿Se debe esta actitud a un ambiente marcado por un enfriamiento religioso que los retrae? ¿Son los jóvenes como un sismógrafo que detecta los movimientos subterráneos de la historia? ¿Nos acercamos los cristianos adultos a los jóvenes sin miedos ni halagos, sin desconfianzas ni reprensiones?“, se ha preguntado.

A este respecto ha afirmado: “No es bueno que asistamos impasiblemente a este distanciamiento. La próxima Asamblea Sinodal es una oportunidad preciosa para plantearnos o replantearnos comunitariamente la divergencia que nos interroga y nos hace sufrir”.

Los jóvenes no se sienten escuchados

El purpurado ha echado mano del documento enviado por parte de la Conferencia Episcopal a Roma para la elaboración del ‘instrumentum laboris’ en el que los jóvenes lanzaban sus peticiones a la Iglesia. “Los jóvenes dicen con frecuencia que no se les escucha; quizá ni siquiera son preguntados en un clima de mutuo respeto”, ha detectado. “El diálogo sobre la fe requiere humildad para preguntar y atención cordial para escuchar; libertad respetuosa para hablar y autenticidad para unir en la respuesta la palabra y la vida”, porque “el diálogo sobre Dios no debe degenerar en polémica, ni reducirse a la instrucción como si residiera esta cuestión vital básicamente en la ignorancia”.

Además de no sentirse escuchados, los jóvenes han hecho saber a la Iglesia que no quieren ser tratados de forma paternalista. Sobre ello, el cardenal ha indicado que “la condición de personas que compartimos todos reclama la forma correspondiente de relación. Es muy importante que los adultos faciliten el dinamismo de maduración de quienes van tomando las riendas de su vida. Los adultos deben acompasar su crecimiento y respetar sus proyectos”.

Los jóvenes son consultados. Y su opinión es relevante hoy en la Iglesia. Lo demuestra el presínodo que tuvo lugar en marzo en Roma. “No se trata simplemente de explorar sociológicamente la situación y los centros de interés de los jóvenes, sino de caminar juntos en el discernimiento de los signos de Dios y de su voluntad”, ha afirmado Blázquez.

“Es importante que todos escuchemos”

En este sentido, ha añadido que “obviamente, no se pide a los jóvenes que señalen líneas de solución a los problemas planteados, sino que expresen sus satisfacciones o insatisfacciones, sus expectativas o decepciones. Es muy importante que hablen y que todos escuchemos; que vayan asumiendo responsabilidades en la vida de la Iglesia y que compartamos las experiencias en un clima de mutua confianza. Sin embargo, ha matizado que “no tiene eclesialmente el mismo alcance la opinión de un cristiano participante asiduo en la vida de la Iglesia que la de una persona distante, y no digamos contraria, a la fe cristiana. Es verdad que puede haber observaciones que a modo de ‘profecías externas’ nos conviene oír y reflexionar, ya que “toda palabra auténtica merece ser escuchada, no desoída, rechazada o silenciada”. Y es que “a veces hay intuiciones valiosas entre palabras balbuceantes”.

En relación a la vocación, el cardenal ha dejado claro que “uno de los mejores servicios que se puede prestar a los adolescentes y jóvenes es acompañarlos en la orientación de la vida y el discernimiento vocacional”. De hecho, “toda persona puede recibir de Dios diversas vocaciones. En esta fraternidad cristiana hay diferentes vocaciones: al matrimonio cristiano, al ministerio pastoral, a la vida consagrada, a la participación como laicos en responsabilidades peculiares en la misión de la Iglesia”.

“Todas las vocaciones son gracia y regalo de Dios, servicio (y no servidumbre) de los demás -ha continuado-. Todo hermano con su vocación es un don de Dios que acogemos con agradecimiento”. En defensa de la mujer, Blázquez ha recordado que “ser varón y ser mujer pertenece a la buena y rica creación de Dios. Que las diferencias legítimas no degeneren en desigualdades. Somos iguales en dignidad y esta igualdad debe traducirse en la vida social”.

“Los cristianos no debemos ser proselitistas”

A la hora de evangelizar, el purpurado, parasafreando a Francisco, recuerda que no hay que hacer proselitismo. “Los cristianos no debemos ser proselitistas; tampoco somos en la pastoral vocacional reclutadores de personal para nuestras obras”. Y es que “el Señor llama porque quiere y nos lleva en el corazón”, porque “cada persona, en el diálogo con Jesús, el único competente para invitar, verá adonde es llamado”.

Antes de concluir, Blázquez hizo una alusión al futuro de las conferencias episcopales, puesto que la reforma de la Curia “repercutirá en la organización de nuestra Conferencia, y a su vez la Conferencia en nuestras diócesis. Este es el horizonte de renovación que el Papa despliega delante de nosotros”. Y, “dentro de él, nuestra Conferencia Episcopal camina sinodalmente”, ha recalcado.

En la presente Asamblea, la comisión de obispos creada con finalidad de remodelar la CEE informará sobre sus trabajos al resto de prelados. Asimismo, la Plenaria elegirá a los padres sinodales que representarán a España en el Sínodo de los jóvenes.

Fratini: “Es mucho lo que podéis aportar a los jóvenes”

Por último, el nuncio apostólico en España, Renzo Fratini, ha animado a los obispos a estar con los jóvenes, porque “es mucho lo que podéis aportarles”. Sobre la Ratio fundamentalis ha mantenido que la clave está en la formación, porque “la experiencia nos dice qué importante es poner los puntos firmes, las bases que permiten ver la realidad”.

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