Al menos dos muertos y ocho heridos en el atentado terrorista que tuvo lugar ayer en Pakistán contra fieles católicos. Los pistoleros, a bordo de una moto, abrieron fuego contra los feligreses a la salida de misa ayer, 15 de abril, en Quetta, capital de la provincia de Baluchistán.
Se trata de un nuevo ataque contra la comunidad cristiana de Pakistán. En la misma ciudad, cuatro miembros de una familia cristiana fueron asesinados el pasado Lunes de Pascua en un atentado con la marca del autodenominado Estado Islámico, según recuerda Reuters.
Los fieles regresaban ayer a sus casas cuando dos personas a bordo de una moto se acercaron y comenzaron a disparar, según informó la policía local. Imágenes de televisión mostraron horas después a un grupo de cristianos quemando un coche en señal de protesta por el atentado.
“Es evidente la lucha de intereses entre las potencias. Pero nosotros seguimos ofreciendo testimonio de que se puede vivir juntos”. Así se ha expresado en una entrevista a La Stampa el obispo libanés Mounir Khairallah sobre la tensa situación en Oriente Medio tras el presunto uso de armas químicas en Ghouta y la respuesta en forma de misiles.
El prelado maronita de Batroun ha mostrado su frustración por el hecho de que “muchos de nuestros pueblos en Oriente Medio hoy no pueden decidir sobre su futuro; son otros los que deciden por ellos”. Según sus palabras, el papel de la Iglesia es “ser una presencia que ofrezca el testimonio del amor de Dios por toda la humanidad, demostrar que se puede vivir juntos entre religiones, confesiones, pertenencias políticas, pertenencias culturales”.
Khairallah tiene claro que “los países confesionales no son el futuro”. Y es que “vamos hacia la exclusión del otro, hacia el fanatismo, hacia la cerrazón y esto no podrá durar eternamente. La estratagema de la división no funcionó en el Líbano después de veinte o treinta años de guerra”, ha explicado. Y ha recalcado: “Tampoco funcionará en Siria”.
El presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, ha ofrecido asilo en el país a los refugiados musulmanes rohingya. Un gesto que la Iglesia ha aprobado. El obispo auxiliar de Manila, Broderick Pabillo, ha dicho que “los refugiados continúan sufriendo en una situación terrible”, por eso, espera que el comentario del presidente “no sea solo un truco publicitario”, como pública FIDES.
Según el prelado, si Duterte está realmente preocupado por los refugiados, “debería ejercer su influencia en Myanmar para detener la ofensiva del ejército contra los rohingya”. Duterte también debería pedir a los otros países miembros de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) que “presionen juntos a Myanmar”, recalcó Pabillo.
El pasado 5 de abril, Duterte habló de “genocidio en curso en Myanmar”, alegando estar dispuesto a recibir refugiados en el país. Y criticó a la comunidad internacional por su incapacidad para resolver la crisis rohingya. Sin embargo, el pasado enero, el mismo presidente aconsejó a la líder birmana Aung San Suu Kyi ignorar las críticas de las organizaciones de derechos humanos por su silencio sobre el tema.