El coordinador de ‘Jesuitas por la paz’ asegura que, ante la violencia que se vive en México, la escuela tiene que ayudar a comprender por qué hemos alcanzado estos niveles y fortalecer las habilidades para la buena convivencia
Ante la violencia que se vive México, “la escuela se ha convertido en un espacio importante para la construcción de la paz, toda vez que ésta puede convocar a una diversidad de actores a fin de crear procesos de fortalecimiento de la convivencia, y empezar a contagiar las habilidades de resolución de problemas a la familia, a los vecinos, a las instancias de trabajo, al gobierno y también a las iglesias, creando así circuitos de relaciones incluyentes que permitan la buena convivencia”.
De este tema hablará próximamente, ante integrantes de la Confederación Nacional de Escuelas Particulares (CNEP), el sacerdote jesuita Jorge González, coordinador del Centro de Investigación y Acción Social “Jesuitas por la paz”, quien explica a Vida Nueva Digital qué fue lo que detonó la violencia en el país y por qué la escuela constituye una pieza clave en la transformación de las estructuras con miras a alcanzar la paz.
En primer lugar, el religioso considera que hoy más nunca, tanto los maestros como el personal administrativo necesitan ser conscientes de esta importancia y analizar, junto con otras instancias, cómo pueden responder a este desafío, pues si bien la escuela es fundamental en este proceso, es imposible que asuma sola la tarea, por lo que requiere de alianzas con otras organizaciones sociales.
El padre Jorge González abordará el tema de la ‘Educación para la Paz’ durante el foro de reflexión y análisis ‘Enfoques educativos, una perspectiva social’, que se llevará a cabo el próximo 26 de mayo en el Centro Universitario México, en la capital del país.
Para el religioso, la violencia en México no es ni un problema nuevo ni sólo de conflicto de cárteles de la droga, sino de una profunda fractura social, por lo que advirtió que de no comprenderse bien esto que está pasando, las respuestas que se ofrezcan serán insuficientes.
Explicó: “podemos decir que la violencia se detonó hace aproximadamente 25 años, y se vino incubando; uno de los parteaguas fueron las reformas que se hicieron en tiempos del presidente Carlos Salinas en materia de educación, campo y Estado, que acentuaron el concepto de que lo viejo no es válido, sino sólo lo nuevo, y culturalmente empezaron a dejarse de lado muchas prácticas comunitarias y vinculantes, dando lugar al individualismo”.
Lo anterior –añadió- “en un contexto de Estado débil debido a la corrupción que se está dando al interior del mismo, ha favorecido la violencia”.
El padre Jorge González apuntó que ante dicha problemática la escuela tiene que ser un lugar en el que se ayude a comprender analíticamente por qué estamos en estos niveles de violencia en México, y desde donde se fortalezcan las habilidades para la buena convivencia, “lo cual implica tener capacidad para ubicar las cosas comunes que permitan recuperar la confianza y faciliten la construcción de acuerdos”.
Autor –junto con el jesuita Gabriel Mendoza Zárate- del libro “La reconstrucción del tejido social: una apuesta por la paz”, el padre Jorge González reconoció que en los últimos años se ha notado cierto interés por parte de las autoridades educativas de introducir el tema de la convivencia en las escuelas, por lo que se han desarrollado diferentes cursos y talleres sobre este tema, así como los reglamentos”.
No obstante, consideró que todavía hace falta fortalecer la idea de que “la buena convivencia se contagia, no se enseña; y es que –aclaró– el maestro puede dar una clase de buena convivencia, pero tener una actitud que diga lo contrario, y lo que se le va a quedar al alumno no es la teoría, sino la actitud del maestro”.
Por eso, mi propuesta –dijo– es fortalecer las habilidades en la comunidad educativa para alcanzar una buena convivencia, lo que implica aprender a resolver los problemas juntos y de manera dialogada.
Respecto a los padres, indicó que éstos tienen todavía un sentido de familia muy fuerte y una preocupación por el cuidado de la misma; “eso ya es educar para la paz; tienen todavía valores de la comunicación, del cuidado de unos a otros, esos también son signos que ayudan a construir la paz”, dijo.
Explicó que las familias mexicanas tienen una base moral que hace posible cuidar la paz; sin embargo, ante los nuevos problemas intergeneracionales, de relación hombre-mujer, la vida pública-privada, la inclusión-exclusión o la violencia, los padres de familia necesitan nuevas herramientas para ver qué está pasando, y educar a sus familias en los nuevos retos de convivencia.
El foro de análisis y reflexión “Enfoques educativos, una perspectiva social”, es organizado por la CNEP, en coordinación con el Centro Universitario México (CUM), el Centro de Investigación y Acción Social “Jesuitas por la Paz”, la Federación de Escuelas Particulares del Distrito Federal, el Instituto Latinoamericano de la Comunicación Educativa, el Instituto Mexicano de Doctrina Social Cristiana, SM Ediciones, Universidad La Salle y la Universidad Iberoamericana.
La temática del foro se centrará en la reflexión de una educación que sea capaz de integrar la dimensión individual y social de forma articulada, con el fin de convertirse en un proceso formativo que impacte en el desarrollo armónico de las personas y que permee en la construcción de una sociedad más justa, equitativa, incluyente y corresponsable con su comunidad y el medio ambiente.