La tradicional carta que Carlos Escribano, obispo de Calahorra y La Calzada-Logroño, escribe a los niños y niñas que este año harán su primera comunión es una invitación a que estos vivan la celebración de un modo más generoso pensando “menos en ellos mismos” y más en los que “no tienen casi nada para vivir”.
La misiva, escrita en un lenguaje accesible y cercano para los niños, propone que cada uno de los que celebren su primera comunión realicen un donativo para ayudar al orfanato de la República Democrática del Congo donde trabaja una misionera riojana perteneciente a las Franciscanas Misioneras de María. El año pasado ya se llevó a cabo una campaña similar que consiguió recoger 20.761,86 euros, con las donaciones tras las celebraciones de la primera comunión.
Carlos Escribano sabe que para muchas personas la primera y la última comunión pueden ser la misma por eso hay una propuesta para que al terminar la celebración del sacramento continúe su enlace con la parroquia, porque está “seguro de que quieres ser un buen amigo de Jesús”. Para ellos propone tres compromisos que ayuden a niños y niñas a continuar creciendo en la amistad con Jesús.
La invitación a continuar celebrando y participando cada domingo en la eucaristía, sabiendo que es importante preparase con el sacramento de la confesión. Por otra parte, una invitación a conocer el seminario y a los seminaristas formando parte de Naz@red, el grupo de niños y niñas que rezan por las vocaciones sacerdotales y religiosas.
Por último, una invitación a colaborar más en las tareas de casa, a querer más a padres y abuelos y al cuidado de la amistad, con un mensaje hacia el servicio: “Haz todo lo posible para servir a todos y en todo lo que pidan”. El obispo Escribano se despide con el deseo de un feliz día y la seguridad de que “rezaré por ti y tus seres queridos”.
Como grandes aliados que son en el proceso de incorporación a la vida cristiana adulta, el prelado riojano dedica también una segunda carta a padres y madres en las que pide sencillez en la celebración del sacramento: “No queremos que se convierta en una excusa para la ostentación y la primera fiesta infantil del consumo”, lo que significaría “justo lo contrario de lo que vuestros hijos han recibido en la catequesis”.
Después de la celebración Escribano propone a padres que sean ejemplo de vida cristiana teniendo “alta estima por la eucaristía cada domingo en la parroquia”. También propone a los padres y madres que alienten a sus hijos a seguir participando en los grupos de catequesis “hasta la celebración del sacramento de la confirmación”. Por último, insta a continuar siendo ejemplos en casa, haciendo una vida familiar cristiana con propuestas como orar en familia, bendecir la mesa o crear un ambiente de alegría y servicio.