Colombia llora la muerte de un inocente. Y es que el infanticidio de un pequeño de apenas dos años a manos de su propio padre en el interior del templo parroquial de Nuestra Señora del Rosario del corregimiento de Cite, jurisdicción del municipio de Barbosa, en Santander, ha encendido nuevamente las alarmas respecto al flagelo de la violencia contra la niñez.
Ante los hechos, registrados el domingo 8 de abril, Marco Antonio Merchán Ladino, obispo de la diócesis de Vélez, a través del decreto 046 de 2018, expresó “su profundo dolor por la ofensa inferida a nuestro señor Jesucristo sacramentado y a la vida humana de esta inocente criatura”.
Se ha tratado de un suceso inédito en Colombia y a sangre fría, pues las investigaciones arrojan que el sujeto actuó sin los efectos de las drogas ni del alcohol. El Tiempo reseña que “el hombre, que vive en Bogotá y es el progenitor de la víctima, llegó hasta allí, caminó por las calles con su hijo y luego entró al templo para cometer el delito”.
Alirio Cordero, párroco de donde se perpetraron los lamentables hechos, manifestó que “nosotros encontramos el cuerpo del niño sin vida en una banca de la iglesia y junto a él, el padre que estaba herido por sí mismo. Sin duda alguna el hecho nos ha conmovido profundamente y es expresión de lo que hoy la sociedad está viviendo con la pérdida de los valores y la vida”.
Luego de que bajo decreto fuera declarado profanado el templo –por parte del obispo–, con su posterior acto de desagravio y reparación el 12 de abril, la parroquia reabrió sus puertas a los creyentes, aunque con la profunda herida que dejó este abominable y desgarrador acontecimiento.
Por su parte, la fiscalía sentenció con pena máxima al progenitor, que responde al nombre de Santiago Luengas, de 54 años, y que en el pasado mes de marzo fue denunciado por la madre del niño por maltrato intrafamiliar.
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