Es, según sus palabras, el principio que ha regido su vida profesional: “No hacer nunca nada que no se pueda contar y explicar”. Así lo contó ayer, 17 de abril, Manuel Pizarro, expresidente de Endesa, a ecónomos y provinciales de distintos institutos religiosos en la jornada de estudio en torno al documento recientemente publicado por la Comisión para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica (CIVCSVA) bajo el título ‘Economía al servicio del carisma y la misión’ (Orientaciones).
El economista impartió una conferencia en la que explicó a los más de 150 participantes que llenaban el salón del Intituto Teológico de Vida Religiosa (ITVR) cómo funciona la economía y los mercados desde cuatro claves: globalización, titulación, competencia e información. Además, Pizarro hizo un repaso de ‘Caritas in veritate’ y de ‘Laudato si’’, recordando la importancia de la sostenibilidad de las obras de los religiosos y cómo el mercado puede ser “lugar de encuentro”.
Indicaciones operativas
La jornada comenzó con una Eucaristía presidida por el cardenal Fernando Sebastián, que centró su homilía en tres claves: trabajo, sobriedad y fraternidad. El P. Ángel de la Parte, ecónomo provincial de los Claretianos, explicó el Íter del documento y ofreció una mirada panorámica sobre el mismo. La mañana fue clasurada por sor Antonia González, provincial de las Hijas de la Caridad, quien reflexionó sobre el carisma particular y la misión universal de las instituciones de los consagrados, valorando la continuidad y la significación socioeclesial de las obras en un contexto de comunión eclesial.
Por la tarde, se comenzó con la charla del P. Jaime Badiola, economista y administrador provincial de la Compañía de Jesús en España, quien abordó la cuestión de la gestión económica al servicio de la misión, poniendo el acento en algunos conceptos fundamentales como son el “patrimonio estable” y la sostenibilidad de las obras. Finalizó esta jornada de estudio con la charla del P. Teodoro Bahíllo, claretiano y profesor de Derecho canónico del ITVR, quien ayudó a aterrizar en lo concreto las “indicaciones operativas” que aporta el documento.