El obispo de Linares (Chile), Tomislav Koljatic, se mostró disponible ante una posible solicitud de renuncia que pueda recibir desde Roma tras la investigación del escándalo sobre el encubrimiento de los supuestos abusos sexuales por parte de los obispos. “Tal vez yo no fui lo suficientemnte lúcido para comprender lo que estaba ocurriendo”, dijo.
Tras la investigación que se ha llevado a cabo y con la llamada a consultas de Francisco a todo el episcopado chileno, ha trascendido un rumor en el que a cuatro obispos se les pediría la renuncia en calidad de encubridores. El obispo de Linares, uno de los señalados, fue categórico al comentar que “estoy disponible para lo que resuelva el Papa”.
El cardenal Daniel Sturla, arzobispo de Montevideo, habló para la prensa en la presentación del documento ‘Construyamos puentes de fraternidad en una sociedad fragmentada’ que la Conferencia Episcopal uruguaya ha publicado. Los obispos se sienten preocupados por la fragmentación social, que se sienten cada vez más marcada. “Es una situación difícil, pero la misma sociedad tiene herramientas para superarlo”, dijo el cardenal.
Los obispos uruguayos se muestran preocupados por el bajo índice de natalidad, el alto porcentaje de suicidios y por la cantidad de niños que viven en una situación de pobreza, que se sitúa como la más alta del continente sudamericano. “Nos preocupa muchísimo que una parte importante de las futuras generaciones de uruguayos esté creciendo con menos oportunidades para desarrollarse plenamente”, concluyó Sturla.
‘Solidarity with South Sudan’ es el nombre del proyecto intercongregacional que la Iglesia católica propuso para asistir las demandas de la población del país más joven, ya que se independizó en 2011, pero que lleva los últimos 4 años envuelto en una guerra civil. Sor Yudith Pereira-Rico, directora del proyecto afirma que “en Sudan del Sur se concentran todas las tragedias del mundo: la guerra, la inflación, salarios sin pagar desde hace más de año y medio, falta de estructuras, hambre, carestía…”.
“Se necesita una clase política que provenga de la sociedad civil, para gobernar el país. Sería incluso mejor que surgiera una clase dirigente femenina: las mujeres ven las cosas de manera diferente y podrían diseñar mejor que los hombres un proyecto de paz”, afirma Pereira-Rico. Que sigue viendo el futuro con optimismo, porque “hemos formado por lo menos a 3.000 maestros y a muchísimos agentes sanitarios. Y creo que todos ellos son la esperanza del futuro del país. Pero hay que evitar que huyan y acabar con el conflicto antes de que sea demasiado tarde”.