A la preocupación por el tema suman el agradecimiento a quienes están testimoniando, con acciones y argumentos, la defensa de la vida.
Expresan que una nación moderna y progresista debe tener capacidad para buscar soluciones, “sin necesidad de matar o “interrumpir” vidas de seres humanos” o acudir a recetas de cuarenta años atrás.
Manifiestan que hay mucho por hacer para acompañar a las mujeres que se sorprenden con un embarazo o no lo tienen en buenas condiciones, muchas veces fruto de la pobreza no resuelta. Dicen entonces: “¡Ojalá podamos defender hasta tal punto los derechos humanos, que no se los neguemos a los más débiles y vulnerables! Vale toda vida.”
Tal como lo expresan en el título, esperan ampliar la mirada “a diversas situaciones que no deberíamos separar: la defensa del niño por nacer, el respeto a la mujer y el cuidado de su vida, el inmenso valor de la familia y la vida amenazada de tantos argentinos que se debaten en la pobreza y la miseria”. Ni la Iglesia ni la sociedad “…hemos acompañado de la mejor manera a las mujeres que han abortado en medio de sufrimientos y límites, y padecen en soledad las consecuencias de esta decisión”. Este punto también fue abordado por el Cardenal Poli, cuando fuera del citado documento, reforzó esta ‘mea culpa’: “…queremos decir que hemos hecho poco por la protección de la mujer que atraviesa esta situación. Somos conscientes de que podemos hacer mucho más”.
Proponen la mirada desde los más pequeños y citan la última exhortación apostólica del Papa Francisco. (Gaudete et Exsultate 101)
Finalmente alientan a “… los legisladores a que se atrevan a soñar una Argentina más grande… y a que sean capaces de proponer leyes innovadoras que tutelen tanto la vida y los derechos de la madre como la vida y la dignidad del hijo”. ”Este momento histórico nos exige luchar codo a codo por los más frágiles de nuestra querida Argentina”.
Fuera del documento
Por primera vez, el equipo de prensa y comunicación del episcopado, envió a los medios no sólo el texto, sino un soporte audiovisual, en el cual los miembros de la Comisión Ejecutiva, presentaron el documento y comentaron los temas tratados durante el plenario.
El presidente del Episcopado, Oscar Ojea, abogó por un compromiso mayor con los hermanos más necesitados, y especialmente con las mamás más necesitadas. “…además que es una oportunidad extraordinaria en nuestro país para poder mejorar leyes que tienen que ver con la adopción y que tienen que ver con el cuidado de nuestras mujeres en zonas vulnerables”.
Enumeró después “… muchas cosas que atañen a nuestras responsabilidades pastorales: el cómo continuar adelante con una pastoral de conjunto; hemos reflexionado sobre la cultura posmoderna y el modo de inculturar el evangelio para poder predicarlo…”. Trataron también el tema de la misión y en lo económico, hubo conversaciones sobre las asignaciones de los obispos. “Hemos escuchado al presidente de Cáritas decir que la gente en nuestros comedores aumenta en número. También algunos obispos han hablado de las situaciones de despido y de estar cerca de las familias que viven todas estas situaciones”.
El cardenal Poli dijo que el espíritu de la declaración no era condenar a nadie, “…sino entrar en un diálogo razonable sobre la cuestión de la vida”. “…nos mueve este deseo de poner también en la comunidad nacional un elemento más de razón –también de valores morales, éticos- para unir a los argentinos”.
“Cuando decimos ‘toda vida vale’ estamos pensando no solamente en los chicos que están en las panzas de sus mamás sino en todos aquellos chicos que por distintos motivos…- están sufriendo alguna especie de marginación: a ellos tenemos que cuidar, ellos son los argentinos que nos van a suceder”.
El Vicepresidente 2°, Marcelo Colombo, expresó que como obispos de todo el país no están ajenos a los temas cotidianos: las tarifas, el cese de algunos planes nacionales, el cierre de algunos profesorados en relación con la educación superior. Estos temas han querido asumirlos como pastores preocupados por el bien de los jóvenes y los pobres.