Entrevistas

Robert Schieler: “No tenemos que luchar contra la secularización, sino entenderla”





Robert Schieler es el superior general de los Hermanos de La Salle, institución fundada por san Juan Bautista de La Salle que cumple 300 años de labor educativa, especialmente con los más necesitados. Actualmente, cuenta con alrededor de 3.600 hermanos y llega a más de un millón de estudiantes en 85 países de todo el mundo, entre ellos España, donde acaba de realizar una visita pastoral.

PREGUNTA.- España se ha convertido en reflejo de la vieja Europa secularizada. ¿Qué tiene que aprender nuestro país de otras presencias de jóvenes donde se encuentran los Hermanos de La Salle?

RESPUESTA.- Vaya donde vaya, encuentro a los jóvenes muy motivados. A menudo escuchamos a los jóvenes decir que tienen inquietudes espirituales, pero no una religión. Es importante darles espacio para que puedan reflexionar sobre qué significa la espiritualidad y profesar una religión. Nosotros proveemos ese tipo de espacio al darles oportunidades de formación, al llevar gente joven a un ambiente en el que no se les juzga. Así están más abiertos a tratar las cuestiones de fe y sus propias dudas, y eso es un eco real del Evangelio. En mis encuentros con jóvenes los veo muy motivados, especialmente en términos de servicio a los demás, sobre todo a los marginados a través del voluntariado. En cuanto a la secularización, el Espíritu Santo no está limitado a la Iglesia, está en todos lados, también en el mundo secularizado. Nuestro desafío como Iglesia no es luchar contra ella, sino entenderla

P.- El año 2019 acogerá muchos eventos significativos por este 300º aniversario. ¿Cuáles destacaría de entre todos?

R.- El tema entero es importante. Lo llamamos el ‘Año de las vocaciones lasalianas’. No hablamos solo de vocaciones a religiosos o sacerdotes; todos los bautizados tenemos una misión. Nosotros promovemos la vocación del educador cristiano, y eso es lo que queremos resaltar todo el año: el valor de la educación de calidad, cristiana y humana.

P.- Ustedes no escogen lugares fáciles para su misión. ¿Cuál es el país que le preocupa especialmente como superior general?

R.- En marzo abrimos una escuela en Sudán del Sur, el país más joven del mundo y que lleva siete años en guerra civil. Es un desafío para nuestros hermanos, pero creemos que es importante estar presentes. Muchas veces tengo problemas para obtener visados en algunas partes del mundo. Por ejemplo, el año pasado quise visitar a nuestros hermanos en Eritrea y Pakistán, pero no me dieron visado. Es una preocupación cuando no podemos visitarles y apoyarles en sus trabajos.

P.- Tras unas décadas donde la vida religiosa no parecía estar muy bien considerada, hoy hay nuevos aires en Roma. ¿Nota ese cambio también en las Iglesias locales?

R.- En cierto modo. El papa Francisco ha dado mucho vigor al espíritu del Concilio Vaticano II y eso nos da esperanza. Muchos no católicos también agradecen que el Papa intente comprender su realidad. Creo que intenta no solo comprenderla, sino contagiar ese espíritu a toda la Iglesia. No es fácil mantener una familia, educar a tus hijos… Tenemos que darnos cuenta de eso, entender las dificultades de parejas, familias, jóvenes… en la sociedad secularizada de hoy, donde la situación económica es muy difícil para muchos. Cuando yo era joven, el padre trabajaba y la mujer se quedaba en casa cuidando a los hijos. Hoy eso ya no es así, los dos padres tienen que trabajar para cuadrar las cosas y el Papa se ha dado cuenta de esto y quiere inculcar a todos que debemos ser más piadosos y compasivos con el prójimo.

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