“La juventud es desde los 14 años hasta mi edad”. El sociólogo Juan María González-Anleo rompió el hielo con humor. Provocando las risas de los presentes. Y sin desvelar su edad… El coautor del informe de la Fundación SM ‘Jóvenes españoles entre dos siglos (1984-2017)’ fue el encargado hoy, 26 de abril, de la primera ponencia de las III Conversaciones PPC, bajo el título ‘Sueño con una Iglesia joven y para los jóvenes. ¿Crisis en la transmisión de la fe?’.
Alrededor de 250 personas se han dado cita en la Institución Teresiana en Madrid para reflexionar de forma conjunta con la vista puesta en el próximo Sínodo de los Obispos sobre ‘Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional’, acogiendo la invitación de la editorial PPC y el Instituto Superior de Pastoral de Madrid. “¿Existe una crisis de valores en los jóvenes?”, preguntó Anleo al auditorio.
La respuesta vino a renglón seguido. “Para los jóvenes, casi todo es relativo. Y un poco de relativismo está bien, pero si lo manchamos todo de relativismo, mal”. Y de nuevo, otra pregunta: “Si hay sed de valores, ¿no hay una verdadera oferta por parte de los adultos?”.
Según Anleo, “a las sociedades europeas no les importan los jóvenes”. Y esto es debido a su percepción de la política, porque el 43% dice que la política no tiene que ver con ellos; mientras el 77% cree que los partidos buscan más sus intereses que los de la sociedad; y solo el 11% cree que los políticos tienen en cuenta las ideas e inquietudes de los jóvenes.
Citando el estudio de la Fundación SM, el sociólogo experto en juventud ha recalcado que “la religión es la última importancia de los jóvenes, situándose incluso por debajo de la política”. Sin embargo, “no es solo la Iglesia la que está perdiendo a los jóvenes, también la sociedad”, ha insistido. Además, ha señalado en que “de 17 instituciones sobre las que se ha preguntado a los jóvenes, la Iglesia es en la que menos confían”.
Pese a que pone sobre la mesa una visión crítica de los jóvenes, a los que no considera rebeldes, como ellos mismos se ven -“visten igual y piensan igual”-, valora muy positivamente el hecho de que hoy “solo darían la vida por su familia, y esto me parece maravilloso”. Con respecto a la rebeldía, ha remarcado que, pese a que el 15-M fue un movimiento en el que ellos fueron protagonistas, la realidad es que la edad media se situaba en los 40 años, según un informe de Intermón Oxfam. “Si no se rebelan en casa ni en la calle, ¿por qué dicen que son rebeldes?”, ha indicado.
También ha tenido tiempo para detenerse en la familia. Aludiendo al término ‘Familia light’. Y es que “los padres hacen lo que sea necesario por no discutir con los hijos”. Tampoco ha pasado por alto otro término, el de ‘Hotel Mamá’: sábanas limpias, tres comidas, cariño y postre.
Asimismo, ha querido mandar un recado a los padres: “Hoy, quienes educan a nuestros hijos son los ‘influencers’, ¡cuidado!”. Y en esta línea digital, ha remarcado que “cambiemos la conciencia de que las drogas son solo algo químico, porque las nuevas tecnologías son hoy también drogas”.
“Había algo que se estaba rompiendo en la transmisión de la fe desde hace muchos años”. Son las palabras del cardenal arzobispo de Madrid, Carlos Osoro. En la apertura de las III Conversaciones PPC, el purpurado ha recordado su “ocupación y preocupación” desde que es cura: acompañar a los jóvenes. Se preocupaba por ello desde que se ordenó sacerdote en Torrelavega y hoy como arzobispo de Madrid.
“Siempre he pensado que de obispo también tenía que estar con ellos. En Santander ya le dije a mi obispo que les hablara a los jóvenes una vez al mes, y lo hizo. Yo luego lo comencé a hacer en Orense, Oviedo y Valencia. Y ahora en Madrid”, ha explicado. De hecho, una de sus iniciativas es el Parlamento de la Juventud, con el que el cardenal ha querido ceder la palabra a los jóvenes madrileños.
El próximo 6 y 7 de mayo estará en Roma participando en la reunión de la Secretaría del Sínodo. Su idea es clara: “Debemos escuchar a los jóvenes en todos los caminos”. Por eso, hablará allí sobre estos parlamentos, en los que ha cedido la palabra a la generación ‘selfie’ para “saber qué quieren y qué sienten”, porque los jóvenes han cambiado, y “esta cultura, que es en la que estamos, es una oportunidad para poder obtener anticuerpos contra la mundanidad y la mediocridad”.
A los responsables del acompañamiento a los jóvenes, les ha lanzado un mensaje: “Tenemos que servir a todos los hombres, sin excepción, a los que creen, a los que no y a los que están dudando”. Porque “los jóvenes hoy necesitan maestros, artistas de la comunicación que no busquen ideologizar, sino que sean iluminadores de la mente y el corazón, que se fíen de ellos aunque no estén de acuerdo en algunas cosas”.
Por otro lado, ha manifestado que “el que se arriesga y abre la ventana corre el riesgo de que le dé un aire. Pero hay que hacerlo. Hay que salir”. Y ha concluido con un potente mensaje: “La sociedad ha cambiado, y el que no lo entienda no tiene los instrumentos necesarios para acercarse a los jóvenes”