Menahem Ben-Sasson es el canciller de la Universidad Hebrea de Jerusalén, uno de los embriones en el nacimiento del Estado moderno de Israel. Ferviente admirador de Jorge Mario Bergoglio, con el que se ha visto ya cinco veces, dice que es un Papa “único”, con un mensaje “claro y poderoso” que está llegando “a todo el mundo”. Al analizar la compleja situación de Oriente Medio, lanza una clara advertencia: “Ahora mismo el idioma es el del puño y el del poder, e Israel sabe cómo alzarse para defender sus necesidades y cómo reaccionar con mesura para hacer saber que tiene el poderío y la fuerza para defender a sus ciudadanos”.
PREGUNTA.- ¿Cómo se ve a Francisco en Israel?
RESPUESTA.- De un modo positivo. Hoy en día, en el mundo hay una falta de liderazgo y el Papa destaca como uno de los mejores ejemplos de líder. La gente lo ve con una mirada de esperanza, admirando su coherencia, su posición con los pobres y necesitados. Cada vez que tengo una oportunidad de hablar sobre mis visitas al papa Francisco y las conversaciones que mantuve con él, compruebo la atención positiva que genera. Nunca escucho críticas hacia él. Siempre veo ojos muy abiertos y con el brillo de la esperanza.
P.- ¿Cómo explica este éxito: por el carisma personal de Bergoglio o por el mensaje que transmite?
R.- Es una combinación de diversas cosas. Primero, es la humildad con que ha vivido siempre y que continúa ahora como obispo de Roma. Cuando le he visitado en su residencia en el Vaticano, he visto que se trata de un lugar muy sencillo. También está la forma en que se relaciona con los pobres y con los medios de comunicación. Muestra una gran coherencia entre lo que dice y lo que hace. Su corazón hace las mismas cosas que dice su boca. Un mensaje claro y poderoso está llegando a todo el mundo: este Papa es único. No solo es el líder de la Iglesia católica, sino que también está trayendo nuevas ideas al cristianismo. Sus propuestas van más allá de la fe, y gentes de otras religiones también están abriendo los ojos y las ventanas para ver las otras opciones que Francisco propone al mundo contemporáneo. Esperemos que otros líderes políticos y religiosos se dejen influir por él, aunque no lo mencionen directamente.
P.- ¿La cuestión de Palestina debe ser incluida en ese diálogo que usted desea?
R.- Sí. Durante los años en que formé parte de la Knesset no solo mantuve permanentes diálogos con los israelíes árabes, sino que también me vi con los palestinos. Habría que ver las opciones para que la Autoridad Nacional Palestina se convierta en un Estado. No se trata solo de hablar de ello, hay que ir dando pasos para dar a los palestinos la idea de que estamos yendo de verdad en esa dirección para crear esperanza a los que creen en ello. Al mismo tiempo, detendremos las expectativas de quienes creen que la solución es que el Estado israelí desaparezca en el futuro y se convierta en un Estado árabe.
P.- ¿Cuál es hoy el papel de los cristianos en la sociedad civil israelí?
R.- Entre los árabes israelíes hay una parte significativa de cristianos. Las mejores escuelas en el país son cristianas. Son una minoría dentro de una minoría. Los cambios para un futuro mejor para Israel dependen de la educación y de la ciencia. La excelencia empieza en los colegios y luego llega a las universidades. Los cristianos muestran un camino sobre cómo una minoría puede estar implicada al 100% como individuos y crear una fuerte comunidad para defender sus intereses dentro de un Estado.