El papa Francisco ha querido comenzar el mes de mayo con un acto de devoción a la Virgen. Y lo ha hecho rezando el Rosario, pero fuera del Vaticano o de San María la Mayor; ha sido en el santuario del Divino Amor, en la pequeña población Castel di Leva, a unos 20 km. al sur de Roma. Un momento que ha preparado en los días previos, anunciándolo en el Regina Coeli del 24 de abril y con un tuit en el que invitaba a rezar “especialmente por la paz en Siria y en el mundo entero”.
Hoy, en el Santuario de la Virgen del Divino Amore, recitaremos el Rosario rezando especialmente por la paz en Siria y en el mundo entero. Invito a prolongar durante todo el mes de mayo el rezo del Rosario por la paz.
— Papa Francisco (@Pontifex_es) 1 de mayo de 2018
Un rosario por la paz
El coro del santuario recibió al pontífice, que llego algunos minutos antes de lo esperado, antes de las 17:00 h. Francisco pudo saludar a los enfermos en la explanada del antiguo santuario –junto al que, en 1999, se ha construido uno moderno con mayor capacidad– y a los vecinos del lugar. Con ellos se detuvo a hacerse fotos, bendecirles o intercambiar solideos blancos.
Tras saludar a todos, uno por uno, agradeció a todos la presencia en la plaza y les invito a que siguieran la oración desde fuera. “Recemos juntos. Nos vemos luego, ¿pero recemos, eh?”, bromeó a la vez que repitió “¡Gracias por la acogida!”.
A continuación, el Papa fue acogido Luciano Chagas Costa, rector del Santuario y pudo, después, rezar ante el cuadro de la Virgen del Milagro, escuchando el himno a la Virgen del Divino Amor. El Papa se unió al rezo del rosario desde la nave central del santuario de 1745, ante la imagen que recibió, por impulso de Pío XII, el voto de Roma en 1844, tras la liberación de la ciudad en el II Guerra Mundial.
La oración fue animada por diferentes miembros de la comunidad parroquial del santuario que junto a la contemplación de los misterio dolorosos recordaron la insistencia del pontífice a la hora de recordar a Siria y la necesaria paz en el mundo, con las palabras del papa Francisco durante el mensaje Urbi et Orbi de Pascua, en el que Papa tuvo presente a “la amada y martirizada Siria, cuya población está extenuada por una guerra que no tiene fin”. Así, invitó a “todos los responsables políticos y militares, para que se ponga fin inmediatamente al exterminio que se está llevando a cabo, se respete el derecho humanitario y se proceda a facilitar el acceso a las ayudas que estos hermanos y hermanas nuestros necesitan urgentemente, asegurando al mismo tiempo las condiciones adecuadas para el regreso de los desplazados”.
Una comunidad acogedora
Tras la bendición, el Papa recibió como regalo un cuadro con la imagen de la Virgen allí venerada y él regaló al santuario un cáliz. La visita concluyó con un saludo a la comunidad de Oblatos Hijos de Nuestra Señora del Divino Amor y de las Hijas de Nuestra Señora del Divino Amor.
Ambas congregaciones atienden el santuario, una residencia para ancianos a los que Francisco saludó personalmente –así como al personal y el resto de trabajadores del centro– y dos casas de acogida de peregrinos, ya que cada sábado, desde Pascua a octubre, recibe a multitud de fieles camino de Roma. También se acercó a bendecir la tumba del Siervo de Dios y sacerdote Umberto Terenzi, primer Rector y párroco del Divino Amor, que es el fundador de las dos congregaciones religiosas allí establecidas.
Antes de irse, bendijo a los fieles congregados en la explana del santuario, a los que pidió que no se olviden de rezar por él.