“No se puede seguir a Cristo con condiciones. Hay que romper con ciertos lazos para poder abrazar de verdad otros. Es necesario soltar amarras, dejándolas a nuestras espaldas, para emprender el nuevo camino que es Cristo”. Es este el mensaje principal que ha dejado el papa Francisco hoy, 2 de mayo, en su catequesis durante la tradicional audiencia general de los miércoles, celebrada en la plaza de San Pedro del Vaticano ante miles de fieles llegados de diversas partes del orbe católico.
Jorge Mario Bergoglio continuó con sus reflexiones sobre el bautismo deteniéndose en la importancia que el agua desempeña en este sacramento. “Es matriz de vida y de bienestar, mientras que su falta provoca que se apague toda la fecundidad, como sucede en el desierto. El agua, no obstante, puede ser también causa de muerte, cuando sumerge entre sus olas o en gran cantidad arrolla cualquier cosa”, destacó el Pontífice, recordando finalmente que este líquido vital tiene la capacidad de “lavar y purificar”.
Tras saludar y besar a varias decenas de niños y bebés en su recorrido con el papamóvil por la plaza de San Pedro al principio de la audiencia, en su catequesis Francisco citó varios pasajes de la Biblia donde se hace mención al agua para destacar que, al invocar la acción del Espíritu Santo sobre este elemento, la Iglesia lo hace porque Dios la señaló para ser “señal del bautismo”.
“Renuncia a satanás, origen y causa de todo pecado”
El Papa recordó el rito del bautismo, en el que se pide que “el poder del Espíritu Santo” descienda sobre “el agua de esta fuente” para que “los sepultados con Cristo en su muerte, por el bautismo, resuciten con él a la vida”.
En la parte final de su alocución, Bergoglio invitó a “no poner condiciones” a la hora de seguir a Cristo. “Es una elección responsable, que exige ser traducida en gestos concretos de confianza en Dios. El acto de fe supone un compromiso que el mismo bautismo ayudará a mantener con perseverancia en las distintas situaciones y pruebas de la vida”, destacó el Papa.
Y concluyó con una advertencia. Dijo que no son “actos momentáneos limitados” al instante del bautismo tanto “la fe en lo que la Iglesia cree” como la renuncia “al pecado, a la seducción del mal, a satanás, origen y causa de todo pecado”. Se tratan en cambio de actitudes que “acompañan todo el crecimiento y la maduración de la vida cristiana”.