Colombia

A los pies del Cristo de Bojayá, Colombia celebró por primera vez el Día Nacional por la Reconciliación

  • La jornada celebrada el 3 de mayo fue instituida por la CEC tras la visita de Francisco a Colombia
  • El presidente del episcopado colombiano ha afirmado que “la paz estable es sobre todo capacidad de adoptar un nuevo estilo de convivencia, inspirada en el encuentro y la acogida del otro”





La Iglesia colombiana celebró ayer, 3 de mayo, el primer Día nacional por la Reconciliación, instituido por la conferencia episcopal en noviembre del año pasado, durante la asamblea plenaria extraordinaria en la que los obispos profundizaron y discernieron la manera como asumirían las enseñanzas del papa Francisco, tras su visita apostólica al país.

La fiesta de la exaltación de la Santa Cruz y el triste recuerdo de la masacre de Bojayá –ocurrida el 2 de mayo de 2002– enmarcaron esta jornada por la reconciliación nacional que asumió, como lema, una de las frases que Francisco pronunció en la ciudad de Villavicencio, cuando se encontró con casi 6.000 víctimas de la violencia: “Colombia, abre tu corazón de Pueblo de Dios y déjate reconciliar”.

El Cristo mutilado

En aquella memorable tarde del 8 de septiembre de 2017, ante el Cristo mutilado de Bojayá, símbolo del Encuentro Nacional por la Reconciliación, Bergoglio celebró el acto más significativo de su visita a Colombia, cuando recordó la tragedia padecida por el pueblo chocoano –afrocolombiano, en su mayoría–, lamentando “tanto dolor, tanta muerte, tantas vidas rotas, tanta sangre derramada en la Colombia de los últimos decenios”.

El impactante Cristo de Bojayá presidió el encuentro por la reconciliación | Viernes 8 septiembre

Ver a Cristo así, mutilado y herido, nos interpela –dijo Francisco–. Ya no tiene brazos y su cuerpo ya no está, pero conserva su rostro y con él nos mira y nos ama”. “Cristo roto y amputado, para nosotros es ‘más Cristo’ aun –agregó–, porque nos muestra una vez más que Él vino para sufrir con su pueblo y su pueblo; y para enseñarnos también que el odio no tiene la última palabra, que el amor es más fuerte que la muerte y la violencia”. 

Cuatro motivos para la reconciliación

El icónico Cristo de Bojayá, con su profundo mensaje de reconciliación, fue tema de reflexión a través de talleres, encuentros de oración y celebraciones litúrgicas que marcaron la jornada en las diócesis del país, a partir de cuatro premisas fundamentales: tenemos necesidad de reconciliación; no nos cansemos de orar por la reconciliación; hagamos un compromiso serio de reconciliación; y cultivemos, cuidemos y promovamos los valores que nos disponen a vivir la reconciliación.

En este sentido, durante la eucaristía celebrada en las instalaciones de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), en Bogotá, con motivo de la celebración del primer Día Nacional por la Reconciliación, el arzobispo de Villavicencio y presidente de la CEC, Óscar Urbina, subrayó que “el mejor escenario para trabajar sin descanso por la dignidad de las víctimas, es hacernos junto a quienes han sufrido la violencia para construir una sociedad donde el sufrimiento del pasado no vuelva a ocurrir”.

“La mentira engendra violencia”

Aún más, Urbina reafirmó el compromiso de la Iglesia frente al desafío de la verdad: “somos llamados a promover la verdad como fuerza de la paz pues la mentira engendra violencia” y recordó que “la paz estable es sobre todo capacidad de adoptar un nuevo estilo de convivencia, inspirada en el encuentro y la acogida del otro”. 

No es posible desligar el perdón de la verdad, ni la justicia de la misericordia, aseguró Urbina. Por esta senda se podrá transitar hacia la reconciliación que “creará un orden nuevo y será un paso en la construcción, en torno a un proyecto común de país, casa de todos”.

El compromiso de los líderes nacionales en el campo político, económico, educativo y social deben encaminarse hacia la reconciliación, teniendo por horizonte el bien de todos”, exhortó el presidente del episcopado colombiano. 

La eucaristía presidida por Urbina fue concelebrada por el arzobispo de Medellín, Ricardo Tobón, y el obispo auxiliar de Medellín y secretario general de la CEC, Elkin Fernando Álvarez, miembros de la comisión permanente de los obispos de Colombia.

Foto: CEC

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