El ex prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el cardenal Gerhard Müller, se ha unido a la polémica sobre la decisión de Baviera de colgar cruces en las entradas de todos los edificios públicos, a partir del 1 de junio. Su única posición solo podía ser la de apoyar la decisión de Baviera, “sin importar de quién fuera la iniciativa”, dijo el cardenal Müller a la emisora de radio bávara de Ratisbona.
“Prefiero a los políticos que cuelgan las cruces a los que las quitan“, dijo, pero añadió que “por supuesto” no quería “interferir” en el debate. “La cruz no es solo un símbolo religioso en el sentido de que llama a la gente a profesar su fe cristiana. También es una protesta contra las malas acciones y demuestra que podemos vivir juntos en un espíritu de reconciliación. Eso, creo, es algo que todo el mundo puede aceptar”, insistió.
Una postura contraria a la del presidente de la Conferencia Episcopal Alemana y arzobispo de Múnich, el cardenal Reinhard Marx. Y es que, para el purpurado, dicha medida política solo es “motivo de división y de inquietud” y “pone a unos contra otros”. Así lo expuso el miembro del C-9 cardenalicio que aconseja al Papa en la reforma de la Curia: “Si la cruz es entendida como un símbolo cultural, es que no se ha entendido”. Y no solo eso, sino que ese gesto del presidente bávaro “es más bien una expropiación por parte del Estado de un símbolo de la fe”.
El proyecto de ley Integral de las Personas Trans, que se encuentra en estudio en el Parlamento de Uruguay ha hecho que la Comisión de Familia y Vida de la Conferencia Episcopal, presida por Jaime Fuentes, obispo de Minas, emita una declaración donde cuestiona dicho proyecto, pese a reconocer que las personas transexuales “han sido por largo tiempo injustamente discriminadas en nuestra sociedad”.
“Ese justo empeño (la no discriminación), se ve desfigurado por quienes quieren imponer la ‘ideología de género’ y no toleran otras concepciones de la sexualidad, del matrimonio y de la familia, en particular la visión judeo-cristiana de la que somos dichosos herederos”, continúa el comunicado hecho público que subraya que el proyecto de ley “lleva hasta el extremo la intención de ‘deconstruir estereotipos’ que ya estaba presente en algunos textos de enseñanza”, como denunciaron los obispos en 2014.
El patriarca Kirill, cabeza de la Iglesia Ortodoxa Rusa, ha bendecido al recién investido presidente de Rusia, Vladimir Putin, en la catedral de la Anunciación de Moscú. El Patriarca realizó un servicio de oración en la catedral, considerada la joya de la arquitectura rusa. Una de las más grandes iglesias medievales, que una vez sirvió como iglesia privada de los monarcas moscovitas.
Después de la oración, el patriarca se dirigió al jefe de estado en nombre de todo el clero y los creyentes, diciendo que todas estas personas apoyaban a Putin porque lo ven como “un líder que, además de administrar con éxito el país, también es una persona dedicada a su patria”.