Pese a informaciones que lo declaraban enfermo, el obispo Juan Barros también llega a Roma acompañado del sacerdote español Germán Arana, completando el total de obispos chilenos que acuden a la convocatoria del papa Francisco
Esta misma semana el cardenal Francisco Javier Errázuriz, integrante del Consejo creado por el Papa Francisco, C9, había declarado que no viajaría a Roma para participar en el encuentro convocado por Francisco con todos los obispos chilenos. Poco antes una comunicación desde el Vaticano, replicada a todos los obispos eméritos de Chile, informaba que ellos también eran parte de la convocatoria ya que el llamado del Papa era “a todos los obispos”. La negativa de Errázuriz, arzobispo emérito de Santiago, generó diversos comentarios en la prensa chilena. Otros dos obispos eméritos ya están en Roma: Juan Luis Ysern y Manuel Donoso.
El mismo día que la Sala de Prensa de la Santa Sede entrega un comunicado informando sobre el encuentro del Papa y los obispos, en Santiago el diario La Tercera informa que el cardenal Errázuriz embarcó en un vuelo rumbo a Roma.
Consultado sobre este cambio de planes, explicó que “hasta ayer pensaba que no iba, pero a mi edad puedo cambiar de opinión”. Según consignó ese diario, el Papa Francisco habría llamado personalmente al cardenal para pedirle que viajara a Roma al encuentro con los obispos.
También llega a Roma el obispo de Osorno, Juan Barros, pese a que la oficina de prensa de ese obispado había informado que estaba enfermo. Llegará acompañado del sacerdote español Germán Arana, quien le acompañó en un retiro espiritual previo a asumir la diócesis de Osorno y a quien se indica como consejero del Papa Francisco respecto a la permanencia de Barros en su actual diócesis.
Barros ha sido el objetivo principal de las denuncias por la división que provocó su nombramiento en Osorno. Sin embargo, el arzobispo Charles Scicluna en su misión especial en Chile, con Jordi Bertomeu, ambos de la Congregación para la Doctrina de la Fe, recibieron testimonios que apuntaron a una crisis en la iglesia chilena no sólo en relación a abuso sexual, sino también de conciencia y de poder. Las denuncias señalan además el encubrimiento de algunos obispos que no escucharon a las víctimas, incluso las denostaron.
El informe con las conclusiones de esa misión especial provocó “dolor y vergüenza” en el Papa, según lo expresó a los obispos chilenos en su carta de comienzos de abril. Esas conclusiones han sido “completadas además con los numerosos testimonios orales y escritos que Su Santidad ha continuado recibiendo en las últimas semanas”, señala el comunicado de la Santa Sede emitido hoy.
El 8 de abril pasado el Papa Francisco escribió una dura carta a todos los obispos de Chile quienes la recibieron durante su asamblea plenaria. Allí pidió perdón por haber “incurrido en graves equivocaciones de valoración y percepción de la situación, especialmente por falta de información veraz y equilibrada”. En esa oportunidad convoca a todos los obispos chilenos a Roma para colaborar y asistirlo “en el discernimiento de las medidas que a corto, mediano y largo plazo deberán ser adoptadas para restablecer la comunión eclesial en Chile, con el objetivo de reparar en lo posible el escándalo y restablecer la justicia”.
La tarea es grande, compleja y dura. La Santa Sede ha anunciado que el Santo Padre se reunirá con los obispos los días martes, miércoles y la mañana del jueves. No habrá declaraciones del Papa durante esos días, ni después. Se espera que sean los directivos de los obispos chilenos quienes den a conocer el resultado de este encuentro que ha creado gran expectativa.