Arturo Sosa, prepósito general de la Compañía de Jesús, ha estado de visita canónica en la provincia eclesiástica de España. Durante esta visita, que comenzó el pasado 11 de mayo y termina hoy, día 14, el padre general ha visitado Madrid, Villagarcía, Valladolid y Alcalá de Henares, donde ha tenido varios encuentros con laicos, jesuitas y superiores en los que ha destacado los acuerdos de la Congregación General 36, en la que fue elegido como cabeza de la congregación.
Durante el encuentro con los superiores de las comunidades religiosas, Sosa ha lanzado su propuesta de “hacer un discernimiento sobre las preferencias apostólicas actuales que oriente la misión de la Compañía, siempre ofrecida como servicio al Papa y a toda la Iglesia”. Al igual que la renovación en la comunicación “hacia dentro y hacia afuera en la Compañía, que ha estado siempre en las raíces de la tradición ignaciana”.
“Un cuerpo de amigos del Señor y amigos en el Señor”. Así calificó Sosa a los 400 asistentes, entre jesuitas y laicos que se encontraron con él en Madrid. Con la imagen de la vid, del cuerpo y sus miembros quiso describir la colaboración y la importancia de la diversidad, ya que “hacernos colaboradores hace posible el funcionamiento del cuerpo”, con un recordatorio de acogida a “aquellos hermanos que no comparten la misma fe cristiana pero que están comprometidos a fondo en las obras de la Compañía”.
La conversión ecológica fue otro de los temas fundamentales en su diálogo, siendo especialmente crítico, puesto que “en el cuidado de la casa común estamos suspensos, para la Compañía es una asignatura pendiente”. De este modo pidió una conversión, de modo que “nuestra pedagogía contribuya a ir transformando el tema ecológico como un tema cultural en nuestros colegios, en el trabajo parroquial y en el trabajo por la justicia”.
Uno de los mandatos que la Congregación General 36 dio al padre general fue el de revisar el estatuto de pobreza y las normas de administración de los bienes temporales. Para Sosa este tema “nos pone en una situación espiritual importante porque nos pone delante de uno de los temas más espinosos, como es la pobreza“. Así, recordando a los primeros jesuitas y el voto que pronunciaron, dejó claro que “la imagen que damos no es que vivimos pobremente”. Por tanto, quiso proponer que “lo importante en el futuro es reconocer la manera de ser más cercanos al Jesús que se encarnó en la humanidad ‘pobre entre los pobres'”.
En su despedida, en la ciudad madrileña de Alcalá de Henares, quiso resaltar la figura de Pedro Arrupe como ejemplo de entrega al Señor y pidió que “pongan en su oración a Arrupe y pidan por su beatificación”.