Ivanka Trump, en nombre de su padre el presidente, con otras autoridades estadounidenses e israelíes, entre ellos el presidente Reuvén Rivlin y el primer ministro Beniamín Netanyahu, descubrió la placa de la nueva embajada de Estados Unidos en Jerusalén.
Este gesto responde a una promesa electoral del presidente americano que, a pesar de los recelos palestinos que reclaman la parte este de Jerusalén y las orientaciones de la ONU –en 2006 había abandonado la ciudad la última embajada–, ha querido abandonar la delegación en Tel Aviv y reconocer a Jerusalén como una ciudad netamente israelí.
Un golpe para los cristianos
El franciscano Ibrahim Faltas, director de la escuela de la Custodia en Jerusalén y responsable de las relaciones con israelíes y palestino, en declaraciones a la agencia italiana SIR, se espera “lo peor” para la jornada de este martes. El sacerdote señaló que en 30 años de trabajo en la zona “jamás ha visto tanta rabia por parte de los palestinos”. El franciscano, testigo directo del asedio a la Basílica de Belén en 2002, dijo que “la decisión del presidente Trump de trasladar la embajada de los EE.UU. a Jerusalén no solo ha desencadenado el resentimiento palestino, sino que también ha dividido a la sociedad israelí”. “Creo que es necesario recordar las palabras de Juan Pablo II, cuando dijo que si no hay paz en Jerusalén, la paz en el mundo entero será imposible”, reivindicó. Por su parte, los cristianos de Gaza también han sufrido las consecuencias de las represiones en la frontera.
Por su parte, Giacinto-Boulos Marcuzzo, desde 2017 vicario patriarcal para Jerusalén y Palestina, se lamentaba el pasado viernes porque “todo lo que está sucediendo no hace otra cosa que alejar la paz de la región”. Los vaticinios de la Asamblea de los ordinarios católicos de Tierra Santa se están cumpliendo.
Para el obispo luterano de Tierra Santa y Jordania, Sani Ibrahim Azar, esta decisión política “es una violación del derecho internacional y hacer retroceder varias décadas la política exterior sobre el conflicto entre Israel y Palestina”. En un comunicado difundido a los medios, señala que “tal decisión unilateral socava toda posibilidad de lograr la paz a partir de las resoluciones de la ONU. De hecho, ha aumentado las tensiones y los conflictos en toda la región. Jerusalén es una ciudad muy especial, santa para tres religiones, y por lo tanto debe ser un lugar de paz, justicia y reconciliación”.
Para el Vaticano y las demás confesiones cristianas la solución de la ONU, con un estatuto especial internacional para Jerusalén, es la más pacífica y aceptable.
Un edificio en un barrio residencial
La fecha y la hora para inaugurar la nueva representación se ha elegido porque hace 70 años se proclamaba el nuevo Estado de Israel en Tel Aviv. El lugar elegido para la sede diplomática era hasta ahora el consulado de la nación americana, un edificio que se encuentra situado en la llamada “línea verde” que dividió en 1949 la parte de control israelí (este) de la jordana en el número 14 de la calle David Flusser a unos 4 kilómetros del Santo Sepulcro en el barrio de la colina de Arnona, aunque los americanos aseguran que el edificio nunca estuvo bajo control jordano.
La delegación diplomática ocupa una manzana, y tras las obras de ampliación albergará la residencia del embajador y otros diplomáticos. Desde hace días se pueden ver señales en hebreo, árabe e inglés que anuncian la “embajada de Estados Unidos”.
Jornada sangrienta
Esta apertura de la delegación diplomática ha dejado una jornada de protestas dentro del pueblo palestinos que han tenido que ser sofocadas por el ejercito de Israel. Las movilizaciones en las calles de Jerusalén han dejado más de 40 muertos, en el que ha sido el día más sangriento de enfrentamiento entre israelíes y palestinos desde 2014.
En los exteriores de la embajada se han concentrado cientos de persona, tanto a favor como en contra del paso dado por los americanos. También en la franja de Gaza unas 40.000 personas se han manifestado contra este traslado, protestas que se han saldado con 52 muertos y unos 2.000 heridos en la zona.
Una Jerusalén dividida
El presidente Trump se ha felicitado, en sus redes sociales, por el paso dado y ha declarado que “muestra mayor esperanza es la paz, y Estados Unidos está comprometido con la paz en Oriente Medio, y con respetar el ‘statu quo’ en Jerusalén”. Además, insistió que la política americana apuesta por un acuerdo de paz duradero con los palestinos. Netanyahu en su discurso en la nueva embajada se refirió con toda intención a Jerusalén como la “capital eterna e indivisa de Israel”.
Jordania se ha manifestado crítica con esta medida. Para el portavoz del Gobierno jordano, Mohammad Momani, “el traslado de la embajada de EE.UU. a Jerusalén y el reconocimiento de la ciudad como capital de Israel representan una violación flagrante de la carta de la ONU y las resoluciones que establecen que Jerusalén Oriental es un territorio ocupado cuyo estatus debe decidirse en negociaciones”.
Por su parte, una de las autoridades del movimiento islamista Hamás en Gaza, Jalil Al Hayah, advirtió “Jerusalén es una línea roja” y que “continuarán la resistencia”. Los palestinos han convocado movilizaciones para este martes, cuando se celebra el Día de la Catástrofe que confían que sea un día de luto por las muertes de la jornada de ayer por fuego israelí.