“No juguemos con el ser humano, es imagen de Dios, no es capricho nuestro ni de ningún poder. Hagamos frente a la cultura del descarte”. Con esta contundencia, el cardenal arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, hizo de la fiesta de san Isidro Labrador una defensa de la dignidad del hombre, con una apuesta firme tanto por el derecho a la vida “desde el inicio hasta el fin” así como el derecho al trabajo. Así lo puso de manifiesto durante la homilía con motivo de la fiesta del patrono de la capital de España.
En una colegiata repleta de fieles y acompañado por el obispo auxiliar Juan Antonio Martínez Camino, Osoro reivindicó cómo “el trabajo nos dignifica, es un derecho. Mientras no lo tengan todos los hombres, estamos haciendo un mundo injusto y de descartes”. Y prosiguió: “Busquemos otros modos de entender la economía y el progreso”. En esta misma línea, reivindicó una “espiritualidad ecológica” en defensa de la casa común, en una clara referencia a la encíclica Laudato si’.
“Como dice el Papa Francisco, no podemos conformarnos con una existencia mediocre”, aseguró el cardenal durante la homilía, que invitó a los asistentes a ser “testigos de la resurrección, como San Isidro, que compartió todo lo que tenía con los que tenían a su lado”.
“Déjate renovar, déjate transformar”, interpeló el pastor de Madrid a quienes tenía enfrente: “Todos estamos llamados a ser santos, pero tenemos que tener paciencia y constancia”. A partir de ahí, les lanzó algunas preguntas para aterrizar el concepto de santidad, al estilo de la exhortación apostólica Gaudete et Exultate: “¿No es santidad lo que los padres os sacrificáis por criar con amor a sus hijos? ¿No es santidad lo que supone vivir las limitaciones de la enfermedad y seguir sonriendo? ¿No es santidad dejar la tierra donde nacisteis y las familias para encontrar un trabajo para sacarlos adelante? ¿No es santidad formar una familia que cree en Jesucristo? ¿No es santidad la de quien lucha porque se dé más justicia, verdad, más vida, que se respeten los derechos humanos desde el inicio de la vida hasta la muerte?”.
A partir del Evangelio de san Juan que presenta a Jesús como la verdadera vid, Osoro propuso imitar a san Isidro en su seguimiento a Cristo: “Nunca se os ocurra separar a Cristo de la construcción del Reino de Dios”, advirtió el purpurado que planteó como esta misión evangelizadora solo tiene sentido cuando se ve “al otro como hermano, sea quien sea”.
Tras esta eucaristía, el cardenal se dirigirá a la pradera donde oficiará otra nueva eucaristía en presencia de autoridades municipales y regionales. Por la tarde, acompañará a las imágenes de san Isidro y su mujer, santa María de la Cabeza, por el centro de la ciudad.