“Los obispos mexicanos elevamos nuestras oraciones por el proceso de diálogo entre el gobierno y la sociedad civil, donde la Iglesia es mediadora y testigo del camino de pacificación”, aseguró el cardenal Francisco Robles
La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) manifestó su solidaridad con la Iglesia que peregrina en Nicaragua, cuyos obispos, “con espíritu profético y caridad samaritana”, no sólo han estado cercanos a su pueblo –curando las heridas y arriesgando la propia vida por defender la paz en su país–, sino que además han aceptado ser mediadores en un Diálogo Nacional”.
“Los obispos de México elevamos nuestras oraciones por el proceso de diálogo entre el gobierno y la sociedad civil, donde la Iglesia es mediadora y testigo del camino de pacificación”, señala el texto firmado por el presidente de la CEM, el cardenal José Francisco Robles Ortega, quien hizo votos para que el Espíritu Santo ilumine a los obispos nicaragüenses “para conseguir el fruto de la paz y la unidad tan anhelada”.
“Que nuestra Madre Santa María de Guadalupe, Emperatriz de América, los proteja, los sostenga y los bendiga”, señaló.
Desde el pasado miércoles 16 de mayo, la Conferencia del Episcopado Nicaragüense (CEN) preside como mediadora la mesa de diálogo en la que participan diferentes sectores con la finalidad de encontrar una solución al conflicto social que ha cobrado la vida de por lo menos una cincuentena de personas en un mes, según fuente extra oficiales.
El Diálogo Nacional tiene como sede el Seminario de Nuestra Señora de Fátima, en la ciudad de Managua, y participan autoridades de gobierno y diferentes grupos sociales, como empresarios, integrantes de gremios y líderes estudiantiles, así como los obispos católicos en su carácter de mediadores.
El contenido de la mesa de diálogo fue transmitido en vivo en la red social Facebook de Canal Católico y Radio Católica de Nicaragua, y en su discurso inaugural, el cardenal Leopoldo Brenes, presidente de la Conferencia Episcopal de Nicaragua, rogó al presidente Daniel Ortega dar pasos positivos de buena voluntad para el éxito de este Diálogo Nacional.
“Con estos sentimientos y deseos que albergamos en nuestros corazones, les pido que no nos cerremos a la escucha y a ninguna solución posible”.
El también Arzobispo de Managua explicó que la CEN aceptó el difícil y complejo desafío de ser mediadores y testigos en este diálogo, porque es consciente de que éste es el único camino admisible para conciliar los más altos anhelos de cada uno, y encontrar juntos las posibles salidas y soluciones a las demandas y expectativas tan complejas como diversas, pero esencialmente idénticas en su esencia y aspiración suprema”.
Afirmó que la Iglesia “quiere ser puente entre hermanos de una misma nación, separados por edades, intereses, maneras de percibir la realidad y concebir las soluciones que nos han llevado a las dolorosas y múltiples realidades acaecidas y que hoy nos han traído aquí”.
El cardenal Brenes calificó a la Iglesia nicaragüense como “hospital de campaña” en las contiendas. “La imagen habla por sí sola. En un hospital de campaña se reciben los heridos, se lucha por salvar la vida y se curan las heridas de los que llegan sin importar el bando de donde provienen. Tenemos muchas vidas que salvar y heridas que curar, no olviden jamás esto: lo que está en juego son personas, son vidas y a todas sin excepción deseamos asistir, vendarles las heridas y protegerles la vida”.
La iglesia también es Madre –agregó Brenes- “en una familia cuando los hermanos se pelean y se abren heridas entre ellos se quitan la palabra y se aplican la ley de la indiferencia y el hielo, incluso cuando han llegado a herirse profundamente, la madre está en medio, a veces callando, a veces hablando por separado con los hijos, recordándole al mismísimo padre y a los hermanos que son hermanos y esa madre nunca renuncia a sus sueños: que la familia nuevamente pueda sentarse en la misma mesa para orar y pedir la bendición de los alimentos y conversar como familia”.
En el desarrollo de la sesión del pasado miércoles hablaron varios jóvenes universitarios, uno de ellos, no identificado, le dirigió unas palabras al presidente Ortega, a quien le dijo: “ésta no es una mesa de diálogo, es una mesa para negociar su salida”.
En las diferentes intervenciones, los jóvenes exigieron el “cese a la represión”, el cese al fuego, la liberación de los presos políticos: “no podemos dialogar porque lo que se ha cometido en este país es un genocidio”.
Por su parte, el presidente Ortega afirmó: “claro que nos duelen las muertes, la muerte de un solo ciudadano nos duele”; por lo que exigió el cese de las manifestaciones, en las que –dijo– también han muerto policías.
Cabe recordar que fue exactamente hace un mes cuando miles de personas se manifestaron en las calles de Managua y en otras ciudades del país centroamericano para protestar por una polémica reforma a la seguridad social, a la que se han ido sumando otros reclamos de la sociedad civil.
Este viernes se llevará a cabo la segunda sesión de la mesa de diálogo; se desconoce si el presidente Ortega participará en la misma, mientras que la Iglesia católica convocó a realizar una jornada de oración y ayuno por Nicaragua.