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Baltazar Porras: “No se trata de ir o no a elecciones, si votar o no, sino de ver el proceso, aquí hay una deslegitimización”

  • El cardenal venezolano mantiene su postura crítica frente a las elecciones presidenciales adelantadas, en las que Maduro busca reelegirse por segunda vez
  • La función de los políticos “no puede ser legitimar lo que no tiene legitimidad y eso precisamente es lo que hay que hacerle ver a la gente”, afirma





Ante las elecciones presidenciales en Venezuela en las que Nicolás Maduro busca reelegirse por segunda vez, en medio de una crisis social y económica sin precedentes, además de serios cuestionamientos en la transparencia y condiciones electorales, con una oposición fragmentada entre abstencionistas y no abstencionistas, el cardenal Baltasar Porras, arzobispo de Mérida, conversó con Vida Nueva para analizar el escenario político que incidirá en el futuro del país.

Porras sigue siendo un personaje incómodo, blanco de duras críticas por parte del chavismo. Tuvo un papel fundamental en la mediación con los soldados rebeldes en el año 2002 cuando Hugo Chávez fue depuesto del poder, quien, incluso, en su momento le pidió perdón y mediación para resguardar su vida. No obstante, luego de estos acontecimientos, un Chávez con mayor poder volvió a arremeter duros ataques verbales en su contra al punto de acusarlo de “cargar el diablo bajo la sotana”.

Las denuncias de la Iglesia

En la Venezuela del heredero de Chávez, el escenario no ha cambiado y las tensiones con la Iglesia están en su máximo apogeo. En diversos comunicados públicos, la Iglesia venezolana ha denunciado la situación de caos que se vive a causa de la indiferencia gubernamental. Esa visión la comparte el cardenal.

Al respecto, Porras, en clara alusión a los máximos voceros del Gobierno, como Jorge Rodríguez, ministro de comunicaciones, Jorge Arreaza, canciller, o Diosdado Cabello, máximo dirigente del partido de gobierno, quienes han viajado por el mundo para decir que en Venezuela hay medicamentos, alimentación, educación, y que todo lo sucedido es una matriz de infamia producida en los grandes medios, fue tajante al afirmar que los funcionarios del gobierno pretenden mostrar una Venezuela como un paraíso.

“Pareciera que no pasa nada”

“Si ves canales como Telesur o los que están en el país (medios nacionales) pareciera que no pasa absolutamente nada”, denuncia. Además, sobre estos voceros gubernamentales refiere que se debe “hacerle ver a estos políticos cuál es su función, su función no puede ser legitimar lo que no tiene legitimidad y eso precisamente es lo que hay que hacerle ver a la gente”.

El meollo de las tensiones en Venezuela radica en el discurso reivindicador de la justicia social, especialmente con los pobres, que hunde sus raíces en la doctrina social de la Iglesia, en la lucha por los derechos de los más necesitados. De allí que Porras puntualiza que “una cosa es el discurso, otra muy distinta son los hechos, la fe sólo se hace cierta en el servicio al prójimo”. 

Por tanto, el llamado que Porras hace a los latinoamericanos, especialmente a los venezolanos, tiene que ver con la necesidad de “formarnos una conciencia más crítica” para que “no solamente sea el discurso de los políticos que nos atraen y nos seducen, quienes después estando en el poder van por otro camino, porque el poder parece que tiene la tentación de querer solo favorecer a los suyos y esto es lo que genera inequidad, corrupción y todo lo que conocemos”.

Al referirse al testimonio y los gestos del papa Francisco, frente al compromiso con los pobres, el arzobispo de Mérida también ha señalado que “como es novedoso en la Iglesia, después de dos mil años, es difícil decir que lo asimilemos todos de una sola vez, es todo un proceso y el mismo Papa ha dicho que se trata de crear procesos, sobre todo en los que vayan cambiando nuestros valores”.

“No vivamos de los pobres”

Para el Cardenal venezolano es fundamental que esos valores lleven a un tipo de acción que “sirva realmente a la causa de los pobres, que no vivamos de los pobres, sino que compartamos con ellos y podamos buscar caminos para combatir las situaciones de exclusión y miseria”. 

No pocas veces, como presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV) entre 1999 y 2006, tuvo que sortear coyunturas políticas complejas, por lo que al consultársele qué le diría a los candidatos contendores de Maduro, Henry Falcón y Javier Bertucci, aseguró que les “diría en primer lugar lo que el papa Juan Pablo II me dijo en más de una ocasión cuando fui presidente de la conferencia episcopal, no le hable a los políticos que ellos no oyen, háblele a la gente para que tenga criterio”. 

“En concreto creo que ha sido muy clara la postura de la CEV y sobre todo en este momento que estamos viviendo. Buena parte de los políticos se plantea seguir la agenda que marca el gobierno que no es otra que llevarnos a procesos electorales que legitimen lo que no tiene ninguna forma legal”, advierte.

Un gobierno que desgobierna

Como en un típico juego de dominó, pareciera que todo está trancado. Sin embargo, el purpurado caraqueño es claro al plantear que “no se trata de ir o no a elecciones, si votar o no, sino de ver el proceso, aquí hay una deslegitimización que se da no sólo por la convocatoria de elecciones, sino porque tenemos un gobierno que desgobierna”. 

“En un gobierno en donde no hay alimentos, medicinas, no hay seguridad, servicios públicos, no hay libertad, ¿cómo podemos decir que eso sea el paraíso? Y con eso mismo hay que acentuar en nuestra gente para que no sea víctima de la coacción o represión que está funcionando a la perfección”, afirma.

Porras reitera que “lo mejor es un cambio de régimen, la necesidad de un cambio de régimen, porque sencillamente la cerrazón, el estar de espalda a la realidad y convertir esa realidad en una ideología es lo que se convierte en una especie de tobogán en el que vamos deslizándonos a una velocidad espantosa, si no tomamos en cuenta a la gente y no atendemos a sus necesidades, buscarán el exilio”.

No todo es blanco y negro

Su mensaje también es conciliador de cara al complejo tema migartorio. El Cardenal aconseja que “ciertamente no se trata aquí de blancos y negros, hay muchas razones por las cuales uno elige la opción de migrar, pero por otro lado también es una vocación y una opción quedarnos, porque precisamente lo que se quiere reproducir es la Cuba de los 60: que se vayan todos y que queden los más pobres a los cuales puedo dominar, restringiendo la libertad que los convierta en esclavos”.

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