Para el obispo Alejandro Goic los 3 días transcurridos desde su regreso a Rancagua, su diócesis a 85 kilómetros al sur de Santiago, han sido intensos. Mientras estaba en Roma se enteró que un programa de televisión estaba investigando a uno de sus sacerdotes de quien tenían fotografías obscenas enviadas por Facebook a un inexistente interlocutor menor de edad, que probaban la denuncia. Inexistente porque era una invención de quien quería así demostrar sus sospechas y denunciarlo.
La misma noche del día que Goic llegó a Chile fue emitido el programa cuya protagonista es la denunciante Elisa Fernández quien por 14 años fue coordinadora de pastoral juvenil en la diócesis de Rancagua. En los últimos dos años ella habló en cuatro oportunidades con el obispo denunciando la existencia de un grupo organizado de sacerdotes en el clero rancagüino que se denomina “La familia”, liderado por “la abuela”, a quien siguen “las tías”, en la jerarquía. El conductor del programa entrevistó al párroco de Paredones, Luis Rubio, quien reconoció haber enviado esas fotos y declaró sentir vergüenza: “Fue un error mío, yo lo reconozco”. Era el interlocutor del Facebook con “Pablo”, el menor inventado por Elisa Fernández para obtener pruebas.
Tras ese reconocimiento Rubio fue suspendido “temporalmente del ejercicio de su ministerio, como medida cautelar, mientras se indaguen y entreguen a la Santa Sede los antecedentes de la causa”, expresó un comunicado del Obispado de Rancagua. “Lamentamos profundamente, agrega el documento, cualquier acto o situación que atente contra los valores y principios que sustentan a nuestra Iglesia y manifestamos nuestra disposición clara para colaborar en cualquier tipo de procedimiento que se derive del conocimiento de estos hechos”.
A su regreso a Chile, el obispo Goic, quien además preside el Consejo de Prevención de Abusos de la Conferencia Episcopal de Chile, requerido por Canal 13 sobre si hubo una investigación de este caso, sostuvo que “no la hubo expresamente, porque nunca ha habido alguien que haya venido a acusar formalmente a ese párroco o a otro sobre temas de abusos sexuales”, argumentó. “Esa persona (Fernández), agregó, me había pedido privacidad y yo le pedí que me diera una prueba y nunca recibí una prueba concreta”, agregó.
Al día siguiente, Goic leyó un comunicado donde expresa: “Quiero pedir perdón por mi actuar en este caso. Reconozco que le di acogida a esta joven que aparece en el reportaje y que actué eventualmente sin la agilidad adecuada en el proceso indagatorio del sacerdote Luis Rubio y otros presbíteros”. Y agregó que se enviarán de inmediato todos los antecedentes a la Santa Sede y al Ministerio Público (justicia civil).
El comunicado también señala que “como medida pastoral, a quienes han sido mencionados les pediré que suspendan sus actividades sacerdotales temporalmente mientras se efectúa la revisión de cada caso particular, en el más breve plazo”. Agrega a continuación: “Lamento profundamente cualquier acto o situación que atente contra los valores y principios que sustentan a nuestra Iglesia Católica y quiero manifestar mi disposición clara para colaborar en cualquier tipo de procedimiento que se derive del conocimiento de estos hechos”. El comunicado del Obispo Goic concluye diciendo que “una vez más hacemos un llamado a quienes tengan información sobre hechos que no se condicen con la fidelidad al sacerdocio, que los den a conocer a las instancias respectivas de la Iglesia”.
El domingo, en el atrio de la catedral de Rancagua, Goic fue interpelado por periodistas a quienes expresó: “Lo que parece que ha acontecido es, fundamentalmente, faltas a la integridad sacerdotal, un sacerdote está llamado a guardar el celibato, y pareciera que ha habido algunos deslices en este campo”, dijo entrevistado por CNN. En relación a los actos de Luis Rubio denunciados en el programa de canal 13, sostuvo que “no es delito, es un pecado grave desde la moral cristiana”. Sin embargo, agregó que “pudiera ser, no lo sé, que hubiera abuso de menores y eso ya es delito y merece ir a los tribunales civiles y a los tribunales eclesiásticos, pero la investigación lo dirá”.
Ante los periodistas el obispo agregó que “quizás me faltó mayor diligencia para hacer una investigación, pero son temas muy delicados, es muy distinto cuando alguien viene y me dice ‘yo fui abusado’ o ‘yo he sido una persona que fue abusada’, entonces tengo todo un procedimiento. Esto no ocurrió”, declaró.
También reiteró que “como medida pastoral, a quienes han sido mencionados les pediré que suspendan sus actividades sacerdotales temporalmente, mientras se efectúa la revisión de cada caso”. Y confesó que “debo reconocer que, en lo personal, como cristiano y pastor, me encuentro muy afectado”.
El mismo domingo –20 de mayo– se supo que 12 sacerdotes de la diócesis fueron suspendidos del ejercicio de su ministerio mientras se lleva a cabo una investigación para determinar responsabilidades. La diócesis de Rancagua tiene unos 80 sacerdotes diocesanos.
José Andrés Murillo, una de las víctimas de Fernando Karadima y actual director ejecutivo de la Fundación para la Confianza, sostuvo que “es inaceptable que el propio obispo encargado de la prevención de abusos sexuales de la Conferencia Episcopal no haya sido capaz de actuar con diligencia. Tampoco me parece digno que se victimice con dolor y sufrimiento. Todo esto no hace más que confirmar la dura carta del Papa respecto de los obispos chilenos”. Y añadió que “nuevamente vemos que en la Iglesia, la jerarquía actúa solo cuando se ve presionada por los medios de comunicación. Esperamos que alguna vez actúen con el solo fin de proteger a quienes tienen el deber de proteger, y no solo por presión o escándalo”, dijo.