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Venezuela después de la reelección de Nicolás Maduro

  • Vida Nueva dialogó con cuatro líderes católicos venezolanos sobre el escenario post-electoral
  • Dios no abandona a su pueblo, le acompaña hasta en los crucificados que está dejando esta revolución”, comenta el presidente de los obispos





Pese a los llamados hechos desde distintos sectores de la sociedad venezolana para postergar las elecciones presidenciales, este 20 de mayo se realizó la cuarta consulta del siglo XXI para elegir al ocupante del Palacio de Miraflores, en un evento marcado por el abstencionismo y múltiples dudas sobre su transparencia, además de los agudos problemas sociales que, en vez de propiciar un clima de estabilidad política, acentúa las diferencias y conflictividad.

El propio Nicolás Maduro, ganador de los comisios y reelegido para un nuevo período de seis años –según el Consejo Nacional Electoral (CNE)–, ha insistido en que la tal crisis humanitaria tan sólo es una gran mentira inventada por los medios, mientras su tesis de guerra económica sigue en pie, llegando a afirmar que “ha habido una feroz campaña del gobierno de Donald Trump”, que se traduce en “una fuerte presión para tratar de ensuciar las elecciones venezolanas… y no lo han logrado”.

Por otra parte, no se puede desconocer que la oposición se encuentra en una profunda fractura, dividida entre quienes han promovido la abstención y aquellos que sostienen que el voto es la principal arma. 

La posición de la Iglesia

A tales efectos, la posición de la Iglesia ha sido muy clara en “no legitimar lo ilegal” hasta que las condiciones sociales no sean las mínimas y no se llegue a un consenso en los procesos políticos, a partir del diálogo entre las partes. 

Vida Nueva ha conversado con diversos voceros de la Iglesia venezolana sobre una de las principales preguntas que todos los sectores del país se hacen: ¿y después del 20 de mayo, qué? 

Uno de los consultados ha sido el obispo José Luis Azuaje, presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV). “Después del 20 seguiremos haciendo lo que hemos hecho antes del 20: trabajar por salvar a niños desnutridos, a enfermos con dificultades para conseguir medicamentos, acompañar a madres y padres que se quedaron solos porque sus hijos e hijas se fueron del país, dar de comer a quienes no les alcanza la dádiva de sueldo, luchar por la promoción y el respeto de los derechos humanos, animar un camino de esperanza en nuestro pueblo, gritar a viva voz que Dios no abandona a su pueblo, le acompaña hasta en los crucificados que está dejando esta revolución”. 

José Luis Aguaje, presidente de la CEV

Sin comunión no hay futuro

Para el también obispo de Barinas, luego del 20 de mayo debe haber “discontinuidad en la mentalidad de esclavos y de intereses personales. Si no hay comunión no hay futuro, no hay desarrollo. Por eso la unidad de los venezolanos y venezolanas en el país y los que están afuera debe ser unánime”. 

“Las parcelas que dan tanto dividendos y fama a quienes las promueven deben quedar atrás, no han enseñaron nada ni han contribuido con nada. Se contribuyeron a sí mismas. Aquellos que tiran la piedra y esconden la mano, enviando a otros casi al patíbulo, sin arriesgarse, pónganse a un lado y dejen trabajar a aquellos que no le tienen temor a la adversidad”.  A su juicio, los ciudadanos organizados no deben dejarse guiar simplemente por intereses pasajeros, sino por la gloria de la libertad y la paz.

Mayor conciencia política

Con todo, el presidente de la CEV mantiene la esperanza de que luego del 20 “tendremos una nueva mentalidad: mayor conciencia de patria, de fuerza social, mayor conciencia política para que comprendamos que la política no es sólo de los políticos, y menos del gobierno que esclaviza poniendo los temas que le conviene, sino también de los ciudadanos, y no podemos delegar el futuro en una mente mesiánica, sino en un equipo humano-social, que sepa navegar en la diversidad de corrientes existentes pero cuyo enfoque se centra en la unidad”.

Además, está claro que hay una Venezuela sufriente pero “consciente del rol histórico que le toca cumplir” y más temprano que tarde “recogeremos los vidrios rotos de arrepentimiento de aquellos que quieren seguir igual de pobres y hacia lo peor. Pero también las lágrimas de los que se arrepentirán de haber colaborado al empobrecimiento del país”. 

“Habrá más represión”

De ahí que el presidente de la CEV invite a “nada de lamentaciones y a recomponer el país. Bastante trabajo falta hacer ante la destrucción actual”, aunque, mirando hacia el futuro inmediato, Azuaje afirma que “todos sabemos que después del 20 habrá más represión por parte de las fuerzas policiales y militares, contra sus hermanos y hermanas sin alimentos, sin luz, sin gas; habrá mayor hambre porque la economía actual venezolana mata, no es virtuosa, está al servicio del mal, si fuera lo contrario seríamos un pueblo desarrollado”. 

En clave esperanzadora el obispo de Barinas también es partidario de que “después del 20 debemos darnos la oportunidad de tener un mismo norte, montarnos en la misma barca de la historia y remar hacia un mismo puerto: la liberación, la justicia digna y el desarrollo integral”.

“Seguir acompañando el pueblo venezolano”

Elvy Monzant Árraga, secretario ejecutivo del Departamento de Justicia y Solidaridad (DEJUSOL) del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), instancia que representa el brazo social de la Iglesia latinoamericana y caribeña, como venezolano y laico piensa que “después del 20 la principal tarea de la Iglesia y de nosotros como parte de ella es seguir acompañando al pueblo venezolano”. 

Elvy Monzant, secretario ejecutivo del DEJUSOL-CELAM

Para Monzant “la crisis se va agudizar, por tanto es importante que la gente que está sufriendo por la falta de alimentos, falta de medicamentos, por la crisis de los servicios públicos que ha traído como consecuencia un terrible deterioro de su calidad de vida, ese gente que está sufriendo debe sentirse acompañada”.

Alimentar la esperanza

El directivo del CELAM también señala que es importante crear espacios que “nos permitan alimentar la esperanza, porque después del 20 lo que pudiera profundizarse es la desesperanza. Va a haber un éxodo masivo de venezolanos que va incrementar la ya terrible situación de la migración venezolana”.

Monzant menciona diversas causas que motivan a los venezolanos a dejar su terruño, como el sentir que no hay futuro, no hay oportunidades, y a su juicio a la Iglesia y a los seguidores de Jesús, “nos toca ser sembradores de esperanza en medio de tanto signo de muerte, para poder ser capaces de descubrir los signos de vida”.

“Nos toca como Israel en el exilio que se preguntaba ¿cómo poder cantarle a Dios en tierra extraña? Para los venezolanos, como dice la CEV, Venezuela se ha convertido en una tierra extraña viviendo en ella misma y hay que contribuir a pesar de todo a la reconstrucción del país, a la reconstrucción de la organización comunitaria independiente, participativa, que vaya gestionando procesos de transformación de la realidad”, asevera el secretario ejecutivo del DEJUSOL-CELAM.

Proteger y defender los derechos de los niños

Luisa Pernelete, investigadora, docente y coordinadora del proyecto de ciudadanía y paz del movimiento educativo Fe y Alegría de los jesuitas en Venezuela –con presencia en América Latina y el Caribe–, opina que el principal desafío luego del 20 de mayo es fortalecer las redes de protección y defensa de los derechos de los niños, niñas y adolescentes. 

Luisa Pernelete, coordinadora del proyecto de ciudadanía y paz de Fe y Alegría

Hay que parar las muertes por desnutrición, los niños tienen que llegar a la educación inicial, no se pueden seguir muriendo en pañales. Todo esto junto con la Red por los derechos humanos de niños, niñas y adolescentes (REDHNNA), Cáritas, entre otros, para apoyar iniciativas solidarias”, sentencia.

Asimismo, para Pernalete es un imperativo no descuidar que el Estado tiene sus obligaciones y hay que recordárselas aunque “suene a disco rayado”, pues la “perseverancia se impone”. 

A través de la alianza de todos los sectores, la docente-investigadora considera que se debe lograr, por ejemplo, que  los niños “no piensen que llegar a 15 años es casi imposible y que soñar  con una torta para celebrar no sea una “misión imposible”. La educadora propone “que los niños y niñas tengan vida de niños. Que su plan sea jugar, leer cuentos. Que un lápiz y unos colores no sean un lujo para ellos”.  

“Nos sentimos y estamos indefensos”

Otros de los puntos impostergables, para la especialista de Fe y Alegría, es insistir en el canal humanitario para dejar entrar medicamentos y alimentos: “Nos sentimos y estamos indefensos. Las instituciones no funcionan, no se sabe a dónde acudir. A veces tenemos más miedo a la policía que a los delincuentes. La violencia rompe el tejido social, y aislados nos volvemos más vulnerables”.

Esta percepción es compartida por Wilfer Javier Ramírez, referente de comunicaciones de la Red Eclesial Panamazónica (REPAM) en Venezuela, vinculado también al área de pastoral de familia en la Asociación Venezolana de Escuelas Católicas (AVEC) en Caracas. 

Wilfer Javier Ramírez, referente de comunicaciones de la REPAM Venezuela

Junto con su familia vive en carne propia el día a día de una crisis económica que afecta a todos sin distingo de clase social o profesión. “Lo primero que se me viene a la mente, es que no sabemos lo que pasará después del 20, pero sí sé que mucha gente sigue saliendo de Venezuela, que la gente sigue haciendo largas colas para comprar comida”, asevera.

Esperanza en los más necesitados

Ramírez es consciente de que tras los comicios en Venezuela “debemos armarnos de valor para tener esperanza todavía en los más necesitados”, y agrega que “como Iglesia debemos seguir sembrando la esperanza en los más humildes, quienes todavía estamos  luchando en el país”.

Como encargado de los laicos de los consolatos en Venezuela, confiesa que con su familia están armando planes alternos para migrar, pues “ya el dinero no alcanza, son varias cosas que uno piensa para después del 20”. 

“Por supuesto, la vida continúa y nosotros todavía aquí tratando de hacer milagros para sobrevivir, comer, dar ánimo a la gente, si no nos unimos creo que la desesperanza va a ser mayor”, concluye Ramírez.

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