El arzobispo de Adelaida (Australia), Philip Wilson, se ha convertido en el más alto cargo de la Iglesia católica en ser condenado por la Justicia civil por proteger a un sacerdote pederasta. En la madrugada de hoy, 22 de mayo, el tribunal de Newcastle, una ciudad al norte de Sídney, consideró culpable a Wilson de tapar cuatro casos de encubrimiento de abusos sexuales a un menor cometidos en los años 70 del siglo pasado por el presbítero James Fletcher, ya fallecido.
Al arzobispo podrían caerle hasta dos años de cárcel, aunque también cabe la posibilidad de que se beneficie de una suspensión de la condena. La sentencia se sabrá en unos días. Sus abogados esperan que se opte por esta segunda posibilidad porque su defendido, de 67 años, tiene problemas cardiacos y hace poco le diagnosticaron que padece Alzheimer. Durante todo el proceso, Wilson aseguró que era inocente insistiendo en que nunca le contó lo sucedido Peter Creigh, el ex monaguillo que cuando tenía 10 años fue obligado por Fletcher a realizarle prestaciones sexuales. El sacerdote pederasta ya fue condenado por aquellos sucesos en 2004 y murió en prisión.
La víctima explicó al juez Robert Stone que en 1976, cuando tenía unos 15 años, le había contado con detalle lo sucedido a Wilson, lo que este niega. Stone en cambio consideró creíble el testimonio de Creigh porque “no tenía motivo o interés en engañar o inventar la conversación”, según informó la cadena local ABC. El arzobispo reaccionó al fallo del tribunal con un comunicado en el que asegura: “Obviamente estoy decepcionado por la decisión”.
La condena a Wilson llega tres semanas después de que la Justicia australiana decidiera procesar al cardenal George Pell por los supuestos abusos sexuales a menores que habría cometido y encubierto entre la década de los 70 y 1997. Al saberse en junio del año pasado que iniciaban las audiencias preliminares del caso, el papa Francisco concedió a Pell una excedencia de sus cargos como prefecto de la Secretaría para la Economía de la Santa Sede y miembro del Consejo de Cardenales, el grupo de purpurados que asesoran al Pontífice en el gobierno y la reforma de la Iglesia católica.
La comunidad eclesiástica australiana se encuentra sacudida por un enorme escándalo de abusos sexuales a menores cometidos por sus presbíteros. La investigación concluida el año pasado por las autoridades para aclarar la magnitud del problema desveló que el 7% de los sacerdotes católicos que trabajaron en el país entre 1950 y 2010 habían sido acusados de cometer actos pederastas.