España

El cardenal Sistach propone crear un “estatuto marco” para los movimientos eclesiales

  • El arzobispo emérito de Barcelona cree que hay que estudiar fórmulas para incardinar también sacerdotes en ellos
  • El purpurado presenta en San Dámaso la nueva edición de su libro ‘Las Asociaciones de Fieles’





Cinco décadas después del nacimiento de los nuevos movimientos, ¿ha llegado el momento de “evaluar su madurez y estudiar la posibilidad de ofrecerles un estatuto marco“? Para el cardenal Lluís Martínez Sistach, especialista en Derecho Canónico y miembro del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos, la respuesta es afirmativa. Y así lo aseguró en la mañana de esta martes, 22 de mayo, durante la presentación en Madrid de la sexta edición de su libro ‘Las Asociaciones de Fieles’ (Editorial Aranzadi).

El arzobispo emérito de Barcelona, que enclavó el nacimiento de estas realidades eclesiales bajo el impulso del Vaticano II, aseguró que, 50 años después de su aparición, “algunas de ellas han vivido la muerte del fundador y su relevo, constatan la dificultad de nuevas vocaciones y el envejecimiento de sus miembros“, por lo que propuso hacer “una evaluación para ver la posibilidad de elaborar un estatuto marco para estas realidades, que configuran carísimas diferente, así como la posibilidad de incardinar sacerdotes”.

Para Sistach, estos movimientos están viviendo “una etapa de madurez eclesial, una realidad que está suficiente madura par realizar este trabajo”, para el que apuntó que “habría de ofrecerles una adecuada atención jurídica, así como contemplar la posible incardinación de clérigos”, en unos movimientos que han sido fundados y dirigidos por laicos.

Criterio para incardinar sacerdotes

Precisamente, esto es uno de los puntos espinosos que Sistach desarrolla en este libro, y que, ante los diferentes criterios que ofrecen al respecto los expertos en Derecho Canónico, condensó en una especia de guía con cinco puntos a tener en cuenta para discernir sobre esa incardinación: importancia numérica del movimiento; capacidad para garantizar una formación adecuada y sostenimiento de los clérigos; enraizamiento eclesial; calidad humana del fundador; y unos estatutos que garanticen la autonomía en relación con el gobierno de los fieles que dirigen el movimiento.

En este sentido, Sistach recordó la experticia de la Comunidad del Enmanuel, que pidió clarificación al Vaticano sobre la situación de los curas que colaboran con ella. La respuesta fue “proponer una asociación clerical pública de derecho pontificio, dirigida por un clérigo, con las facultades propias de un ordinario, y vinculada a la asociación de fieles”.

Llegado a este punto, el purpurado señaló que “sería plausible que los movimientos existentes piensen, con la Congregación para el Clero, en la posibilidad de crear una rama clerical cuando sea posible, distinta del movimiento, pero orgánicamente unida al mismo”.

Un manual de referencia en las facultades

“Como miembro del Pontifico Consejo para los Textos Legislativos, el cardenal Sistach ha sido una persona muy válida por su competencia y pasión, y ha dado al dicasterio mucha fuerza y un aire optimista“, señaló en la presentación del libro el que fuera presidente del organismo vaticano, Francesco Coccopalmerio.

El cardenal italiano glosó con detenimiento la obra –”un volumen muy válido, útil y claro”– y dejó una pregunta en el aire, pero para la que daba la impresión de que ya tenía la respuesta: “¿Por qué tendríamos que limitarnos a decir que los fieles tienen el derecho de fundar asociaciones de fieles y no afirmar al mismo tiempo que, al menos en algunos casos, tienen también el deber de fundar o dirigir las ya existentes? Sobre esta pregunta nos deberíamos parar a pensar”.

Una obra largamente madurada desde mediados de los años 80, actualizada y que se ha convertido en un manual muy estimado en facultades de Derecho Canónico, con claves para resolver conflictos jurídicos, con un carácter práctico y ayuda eficaz para el gobierno de estas asociaciones de fieles”. Así definió la obra Roberto Serres, decano de la Facultad de Derecho Canónico de la Universidad Eclesiástica San Dámaso, y entidad organizadora del acto, que, finalmente no pudo presidir el cardenal y gran canciller Carlos Osoro, debido a una indisposición de última hora. En su lugar, presidió el obispo auxiliar Jesús Vidal.

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