Ni una palabra sobre qué clase de uso hacen las monjas de clausura de las redes sociales. Dos semanas después de la presentación de la instrucción ‘Cor orans’ –que muchos medios de comunicación saludaron como una guía sobre cómo usar Internet en los conventos–, Vida Nueva ha querido pulsar la opinión de las afectadas, y desde luego, lo que más destacan del documento vaticano nada tiene que ver con la visión que se ha dado de ellas. Las religiosas contemplativas españolas valoran, sobre todo, la importancia que la Santa Sede otorga a reforzar el papel de las superioras, creando la nueva figura de presidenta federal, la necesidad de federarse para evitar el aislamiento o ampliar la formación inicial de las monjas, que ha de abarcar, al menos, nueve años, prorrogables hasta doce.
“Como novedad, me llama la atención el papel de las presidentas en las federaciones, que cambia muy sensiblemente, dándoles una responsabilidad elevada, a pesar de carecer de estructura de apoyo para ejercerla”, señala Gema Juan, de las carmelitas descalza del Monasterio de la Sagrada Familia de Puzol (Valencia). Asimismo, valora que este texto vaticano –que aclara las disposiciones del papa Francisco en la constitución apostólica ‘Vultum Dei quarere’, de julio de 2016– vea la urgencia de abordar la formación de las religiosas, así como el adecuado “discernimiento de candidatas” a la vida contemplativa que ahora se exige. “También en el ámbito de España, es urgente discernir la autonomía vital de los monasterios”, añade esta religiosa.
“Estamos ante una gran precariedad por la prolongada escasez vocacional, que ha abocado a que nuestros monasterios estén bastante envejecidos”, reconoce desde Ávila María Teresa Pandelet, coordinadora confederal de las clarisas. Por ello, considera que ‘Cor orans’ “aborda con decisión y valentía muchos de nuestros problemas. No solo pretende salvar dificultades, sino también, y sobre todo, regular la vida de los monasterios”.
Pandelet –como representante de la Orden más numerosa de España y que más federaciones tiene: 9, con 177 monasterios y 2.159 hermanas– coincide con la instrucción en los beneficios de federarse. “Su finalidad primordial es animar, servir y compartir, ofreciendo ayuda tanto en el discernimiento común de los problemas como en el intercambio de servicios o en el fomento de una continua renovación. Además, ofrecen espacios compartidos de formación para las distintas etapas y son un espacio privilegiado para evitar la autorreferencialidad y hacer prevalecer el gozo de la colaboración fraterna y de la comunión”, señala.
Claro que también hay monasterios reticentes a federarse. Pandelet sugiere que han de ser estos quienes expongan las razones. Las apunta un buen conocedor de la vida contemplativa femenina en España, el P. Eleuterio López, director del Instituto Pontificio para los Claustros Necesitados Claune: “Esas reticencias –afirma– suelen provenir de la poca eficacia de la actuación de la presidenta y su consejo, de no tratar en profundidad y con seriedad en las asambleas federales, no recibir orientaciones válidas para las comunidades, alguna pretensión de intentar ‘uniformar’ a las comunidades, no preparar adecuadamente los encuentros de formación, obligarles a realizar viajes que estiman poco o nada provechosos…”.