La epidemia de ébola en la República Democrática del Congo avanza y la preocupación de la Iglesia en el país también continúa creciendo. Tanto es así que el obispo Fridolin Ambongo Besungu, arzobispo coadjutor de Kinshasa y administrador apostólico de la diócesis de Mbandaka-Bikoro, al noroeste del país ha tenido que intervenir por la rápida propagación de la enfermedad viral en la zona. Por ello, se ha visto obligado a tomar medidas para prevenir los casos de contagio en las celebraciones de la eucaristía, según informó La Croix.
El noroeste del país es una de las zonas más afectadas, desde mayo han muerto por este brote de ébola 25 personas y se calcula que 1.139 personas han estado en contacto con algún paciente o un cadáver. Por ello, el obispo se ha visto obligado a adoptar algunas medidas de prevención.
Por ello, hasta nuevo aviso, en esta diócesis congoleña, se ha suspendido la administración de los sacramentos que requieren contacto físico (bautismo, confirmación, unción de los enfermos, el sacramento del orden). De la misma manera, el saludo de la paz se hará verbalmente y la comunión ya no se hará en la boca.
Estas medidas se deben a que la principal vía de contagio de la enfermedad es el contacto directo con fluidos corporales (saliva, sudor, sangre…) de una persona infectada, lo que hace que sea altamente contagiosa.
El obispo Fridolin Ambongo, también ha denunciado que la región no cuenta con las infraestructuras necesarias para hacer frente a la enfermedad y ha hecho un llamamiento para que se eviten actitudes irresponsables, como la no aceptación de la realidad de la enfermedad, el transporte negligente de cadáveres o la consulta de videntes. “Hasta cuándo la población tendrá que esperar hasta que sus líderes se comprometan finalmente a trabajar generosamente para mejorar sus condiciones de vida”, reclamó.
Entre los enfermos, 25 muertos y 35 casos confirmados, ha estado el sacerdote Lucien Ambunga, de los Padres Paules, que contrajo el virus mientras administraba la unción de los enfermos y que ya ha salido del hospital.
Por su parte, Cáritas ha estado trabajando desde el comienzo de la epidemia. Ha lanzado una campaña informativa para potenciar la higiene entre la población. Todos los sacerdotes de la diócesis de Mbandaka también ha recibido algunas sesiones formativas sobre la enfermedad para ayudar mejor a sus seguidores a hacer frente.