Configurarnos con Cristo. A esto nos invita la celebración del Corpus Christi, que la Iglesia en España celebra este domingo, 3 de junio, coincidiendo con el Día de la Caridad, bajo el lema ‘Compromiso social y caridad transformadora’.
En consonancia con la campaña de Cáritas ‘Tu compromiso mejora el mundo’, los obispos de la Comisión Episcopal de Pastoral Social invitan en su mensaje a todos los cristianos –y en especial a los que trabajan en la acción caritativa y social– a comprometerse “para mejorar el mundo” e impulsar “la transformación de las estructuras sociales”.
Son plenamente conscientes los obispos de que “hoy no está de moda hablar del compromiso”, incluso de que “la preocupación por los demás se considera algo trasnochado”. Sin embargo, recuerdan que el compromiso a favor de los más débiles “es la más noble expresión de nuestra dignidad, de nuestra responsabilidad y solidaridad”. Y, por ello, ofrecen cuatro pautas para comprometerse ‘en cristiano’:
Los obispos piden “vivir con los ojos y el corazón abiertos a los que sufren”. En medio de “una cultura que ignora, que excluye, oculta y silencia los rostros del sufrimiento y la pobreza”, reclaman “no ignorarlos” y “abrir los ojos y el corazón a todo el dolor, pobreza, marginación y exclusión que hay junto a nosotros”.
Lo advierten los obispos: la multiplicación de problemas a nuestro alrededor y en el mundo puede endurecer el corazón. Por eso, “frente a la tentación de la indiferencia y del individualismo”, exhortan a cultivar “la compasión y la misericordia, que son como la protesta silenciosa contra el sufrimiento y el paso imprescindible para la solidaridad”.
El compromiso al que apelan los pastores es más que simple ‘postureo’. Como indican, esta actitud vital “pone en juego dimensiones tan hondas como la propia libertad”. Por ello, en vez de “seguir la corriente de quienes permanecen instalados en los intereses personales y pasajeros”, invitan a “vivir como personas comprometidas al estilo de Jesús, actuando contracorriente y poniendo los medios para que los intereses económicos no estén nunca por encima de la dignidad de los seres humanos y del bien común”.
Para crear comunidades capaces de “poner a la persona en el centro de su mirada, palabra y acción”, es necesario que la “vocación como servicio a los demás” sea capaz de transformar la sociedad y el mundo. Por ello, los pastores invitan a “poner todos los medios a nuestro alcance para la creación de comunidades que sean signo y sacramento del amor de Dios“, es decir, “comunidades capaces de compartir y poner al servicio de los hermanos los bienes materiales, el tiempo, el trabajo, la disponibilidad y la propia existencia”.