Al final del rezo del ángelus en este domingo 3 de junio, solemnidad del Corpus Christi, Francisco ha tenido un recuerdo especial para los miles de nicaragüenses que están sufriendo una dura crisis en su país en las últimas semanas, donde ya se sobrepasa el centenar de víctimas mortales. Y lo ha hecho así: “Me uno a mis hermanos obispos de Nicaragua expresando el dolor por las graves violencias, con muertos y heridos, realizadas por grupos armados para reprimir protestas sociales”.
Así, el Papa ha clamado por que “cese toda violencia” y “se aseguren las condiciones para retomar el diálogo”, que, como se ha comprobado en este tiempo, siempre ha sido “apoyado por la Iglesia”. Un llamamiento, este, dirigido sin citarlo al Gobierno de Daniel Ortega, para que cumpla con su “compromiso” de “respetar la vida y la dignidad” de todos los ciudadanos.
La primera dama difunde la misiva
Significativamente, estas palabras del Papa (que ha improvisado respecto al discurso original que tenía previsto y que estaba disponible para los medios bajo embargo) evidencian una preocupación por la situación de Nicaragua que ya se manifestó ayer, cuando se conoció el contenido de una carta que dirigió personalmente a Daniel Ortega.
Aunque escrita el pasado 11 de mayo, este sábado la difundió en el medio estatal 19 Digital la primera dama, Rosario Murillo, quien, según todos los expertos, está llamada a suceder a su marido, gravemente enfermo de cáncer. De hecho, el hecho de que sea la vicepresidenta es una causa que enciende aún más a muchos opositores.
En la misiva, el Pontífice llama al líder sandinista a dar marcha atrás en la represión contra su pueblo. “Nunca es tarde para el perdón y la reconciliación”, clama enérgico. Al tiempo que añade una invitación a “rechazar toda cerrazón y violencia, que contribuyen solo a multiplicar la división y el sufrimiento”.
“Precisamente, el diálogo humilde y sincero –escribe el Santo Padre al presidente– es un buen medio para favorecer la paz y encontrar soluciones justas y solidarias a los problemas sociales. En el momento presente, se hace especialmente necesario un llamado a la responsabilidad de los diversos sectores de la sociedad a rechazar toda violencia, que contribuye solo a multiplicar la división y el sufrimiento, de modo particular entre los pobres y vulnerables”.
Los pastores, hostigados
La carta de Bergoglio sería respuesta a otra que el Ejecutivo nicaragüense remitió al Vaticano el pasado 29 de abril. Tras invitar a la Iglesia a que se sumase a un proceso de diálogo nacional, los obispos han respaldado este como mediadores. Pero, en los últimos días, han suspendido dicha función al denunciar que el Gobierno está ejerciendo de un modo paralelo la violencia contra muchos ciudadanos. Una lacra de la que no estaría exenta la Iglesia, siendo muchos pastores (en especial el obispo auxiliar de Managua, Silvio Báez) hostigados y amenazados.