En un matrimonio formado por un católico y un protestante, el miembro de esta última comunidad eclesiástica no podrá acceder al sacramento de la Eucaristía junto a su esposa o marido en una parroquia fiel a Roma. Lo ha decidido el papa Francisco acogiendo las protestas de siete obispos germanos que se opusieron a la decisión tomada el pasado mes de febrero por la mayoría de sus compañeros en la Conferencia Episcopal Alemana (CEA). En un documento que provocó un enorme debate teológico abrieron la puerta a la llamada intercomunión en algunas circunstancias.
Los prelados contrarios, liderados por el cardenal Rainer Maria Woelki, arzobispo de Colonia, apelaron a la Santa Sede, que tras convocar a los miembros de la CEA en Roma el pasado mayo, señala ahora que “los tiempos no están maduros” para dar ese paso.
La noticia la da el jesuita español Luis F. Ladaria, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, en una carta enviada al cardenal Reinhard Marx, arzobispo de Múnich y presidente de la CEA. Ladaria, que será creado cardenal en el consistorio del 28 de junio, cuenta que ha hablado de esta cuestión con el Papa, que “reconoce y aprecia” los “múltiples esfuerzos ecuménicos” de episcopado germano, particularmente con la Iglesia evangélica. Jorge Mario Bergoglio considera que la ‘intercomunión’ plantea una serie de problemas de “notable relevancia” que “tocan la fe” católica y tienen implicaciones para toda la “Iglesia universal”.
En la misiva, cuyo contenido fue adelantado ayer, 4 de junio, por el vaticanista italiano Sandro Magister, Ladaria explica que ya hay dicasterios de la Santa Sede trabajando en la clarificación de esta cuestión para ofrecer un juicio válido para toda la comunidad eclesiástica. En los casos en que exista una “grave necesidad inminente” de dar una respuesta, se apela a la decisión del obispo diocesano. El propio Francisco firma con su inicial y la fecha del pasado 25 de mayo el primero de los dos folios que ocupa la carta. El texto fue enviado en copia a varios prelados germanos.
Después de que saliera a la luz el contenido de la misiva, Marx publicó una nota en la que dice estar “sorprendido” por recibir esta comunicación antes de que los obispos alemanes encontraran una solución a este debate, como se les pidió el pasado mayo en Roma, cuando fueron invitados a llegar a “un resultado posiblemente unánime, en espíritu de comunión eclesial”.
El presidente del episcopado consideró que eran necesarios ulteriores coloquios tanto dentro de la CEA y de su consejo permanente como con los dicasterios vaticanos implicados y con el papa Francisco.