México

Las 6 claves del obispo Castro para construir la paz en México

Al encabezar la IV Caminata por la Paz, el obispo de Cuernavaca dio algunas pautas para no ser indiferentes ante la situación que se vive en el país, y no permitir que se sigan “normalizando” los procesos de violencia y la exclusión social





El pasado 3 de junio, en el marco de la IV Caminata por la Paz, el obispo de Cuernavaca, Morelos, Ramón Castro Castro, presidió una celebración eucarística que ofreció por la paz en el mundo, en México, y particularmente en Morelos.

El objetivo de la marcha fue manifestarse públicamente, como Iglesia que peregrina en uno de los estados más violentos del país, a favor de la paz, y no quedarse –como dijo el propio Castro en su mensaje– de brazos cruzados, viendo cómo la violencia, la inseguridad, la corrupción, la impunidad, la trata de personas, el narcotráfico, las extorsiones y la cultura de la muerte, siguen destruyendo la sociedad.

En su homilía, dejó en claro que las caminatas por la paz no pretenden ser una terapia de catarsis, sino parte de un itinerario de vida, pues –advirtió–preocupa que a causa de la indignación y el coraje natural por la situación que se vive en el país, brote en el corazón de muchas personas la rabia, el odio, el rencor, el deseo de venganza y de justicia por propia mano.

“Ya es hora de despertar del sueño”

En este contexto, Ramón Castro Castro también dio al menos seis pautas para no ser indiferentes en la construcción de la paz, y para no permitir que se sigan “normalizando” los procesos de violencia y la exclusión social, sin que la voz del pueblo se alce ni sus manos acusen proféticamente. “Nosotros no queremos ser indiferentes”, señaló.            

  1. Condenar la violencia. El primer punto al que se refirió el Obispo de Cuernavaca en su mensaje a los miles de participantes en la caminata, fue sobre la necesidad de condenar con firmeza la violencia, que ha puesto fin a miles de vidas en el país, y que es “mantenida y sostenida por hombres sin escrúpulos”.
  1. Denunciar la tolerancia hacia el delito. También llamó a reconocer que hay disimulo y tolerancia con el delito por parte de algunas autoridades responsables de la procuración, impartición y ejecución de la justicia, “lo cual tiene como efecto: la impunidad, las deficiencias en la administración de justicia, por incapacidad, irresponsabilidad o corrupción”. Además –apuntó– se ha hecho evidente la infiltración de la delincuencia organizada en instituciones del Estado.
  1. Acabar con la corrupción. Se refirió a este flagelo que tiene ubicado a México en el país número 29 de los más corruptos del mundo. En este sentido, Castro Castro señaló que la corrupción es también una forma de violencia que, al infectar las estructuras de servicio público, se transforma en delincuencia organizada. “Este tipo de delincuencia –explicó– se defiende a sí misma de manera violenta, llegando incluso a generar muertes para ocultarla, y el desprecio, difamación y aislamiento de los funcionarios que no participan en este ilícito.
  1. Desaparecer las causas de discordia. El Obispo recordó que la paz no consiste en una mera ausencia de guerra ni se reduce a asegurar el equilibrio de las distintas fuerzas contrarias, sino que, con razón, se define como la obra de la justicia. Agregó: “Para construir la paz, es preciso que desaparezcan primero todas las causas de discordia entre los hombres, que son las que engendran los odios; entre estas causas deben desaparecer principalmente las injusticias. No pocas de estas injusticias tienen su origen en las excesivas desigualdades económicas. Otras injusticias provienen de la ambición del dominio, del desprecio a las personas y, si queremos buscar causas más profundas, las encontramos en la envidia, la desconfianza, el orgullo y demás pasiones egoístas.
  1. Promovamos la familia. Como en otras ediciones de la Caminata por la Paz, Castro Castro volvió a hacer hincapié en la importancia de la familia. Al respecto, dijo que la formación de la persona, de su mente y de su corazón, necesaria para la erradicación de la violencia, requiere de instituciones que expresen y consoliden los valores de la paz. “La institución más inmediata al ser humano es la familia; ella es el ‘núcleo central y fundamental de la sociedad”. Aseguró que en el proyecto de Dios la familia tiene la misión de dar la vida, de acogerla, cuidarla, protegerla y promoverla desde su concepción hasta su muerte natural. “Todos tenemos la tarea de fortalecer a la familia para que puedan cumplir con esta misión”, dijo.
  1. Exijamos a nuestras autoridades. Finalmente, el Obispo de Cuernavaca explicó que si bien a todos los ciudadanos les toca obrar la justicia para construir la paz, esto compete de modo especial a los gobernantes. “La vida del que gobierna debería estar marcada por una sola pasión: los derechos de las personas y de la sociedad, no de sus propios intereses, como sucede con tantos de nuestros políticos”, aseguró, al tiempo que hizo un llamado a la sociedad a no caer en el conformismo o en el desánimo, y salir a votar el próximo 1 de julio sin caer en la industria de la compra del voto: “No olviden que tan corrupto es el que compra el voto como el que lo vende. No por una despensa, una camiseta, un paraguas o por dinero, vendan su dignidad ni su futuro”, aseveró.
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