24 de mayo. La sentencia de la trama Gürtel condena al Partido Popular por lucrarse. 25 de mayo. El PSOE registra en el Congreso de los Diputados la moción de censura contra el Gobierno de Mariano Rajoy. 1 de junio. La moción prospera. 2 de junio. Pedro Sánchez –sin crucifijo ni Biblia como testigo– toma posesión como nuevo presidente de España. Son las cuatro fechas clave de los 10 días que han cambiado la historia de nuestro país. Los obispos ya le han tendido la mano al líder socialista para “colaborar por el bien común”. Hoy, desde Vida Nueva, jóvenes creyentes y militantes toman la palabra. Desde PP hasta Podemos, pasando por Ciudadanos y PSOE. Coca-Cola en mano y en los alrededores del Congreso, hablan los cuatro partidos políticos mayoritarios por boca de ellos. Con su carné de partido, pero unidos por aquello que les vertebra: ser cristianos.
Todos han vivido estos días de vértigo de diferente manera. Valeria Torregrosa (20 años), secretaria de Relaciones Institucionales de las Juventudes Socialistas de Madrid Centro y coordinadora federal de las juventudes de Cristianos Socialistas, es la más feliz del grupo. “Estos días han sido de mucha expectación. Quizá esperábamos elecciones anticipadas, pero no que la moción prosperase”, sostiene. Y es que “poner de acuerdo a partidos con diferentes sensibilidades –Unidos Podemos, Compromís, Nueva Canarias, ERC, PDeCAt, PNV y EH Bildu– es muy complicado. Y se ha conseguido”. Por eso, “ahora no es momento de trazar líneas rojas, porque entonces esto no habrá servido de nada. Es tiempo de ceder todos, no de mirarnos el ombligo. Es tiempo de mirar por el bienestar de nuestro país y de los ciudadanos”, asevera esta estudiante de derecho valenciana.
También con intensidad ha seguido la situación Enrique López (23 años), miembro de Jóvenes Ciudadanos. Pero con un pesar: “Me ha dado mucha lástima que al final no haya habido elecciones inmediatas, que no se le haya dado voz a los ciudadanos”. Con pena vive el panorama actual Jesús Gómez (28 años), presidente de Nuevas Generaciones Getafe. “No lo digo por haber perdido el Gobierno, sino porque se estaban haciendo bien las cosas. Al final, sin ningún miembro del Ejecutivo condenado, han pagado ellos los pecados de otros”, explica. Con mejor cara ve la moción Estefanía Fernández (33 años), miembro del Círculo Podemos Espiritualidad Progresista. “Hasta última hora no me creía que iba a ser posible. Pero estoy muy contenta porque creo que hacía falta un cambio. Y, si Podemos no puede ser, la mejor opción es el PSOE”, explica.
A pocas horas de que se hiciera efectiva la moción, el secretario general del Episcopado, José María Gil Tamayo, lanzaba un mensaje a la clase política: “Hoy, más que nunca, necesitamos altura de miras”. ¿Echan en falta los jóvenes a políticos que miren por el bien común? “Hay altura de miras y representantes que miran más allá, prueba de ello es que si no, la moción no hubiera prosperado”, asevera la representante socialista. E interviene Estefanía: “Creo que va a haber altura de miras y se va a anteponer el bien común”. Se trata de la tercera vez que PSOE y Podemos tienen que dialogar para ‘derrocar’ al PP. Sucedió en las primeras elecciones de 2015 y en la primera moción de censura a instancias del partido de Iglesias. Ambas, sin éxito. Como a la tercera va la vencida, “ahora, se ha cedido aceptando los presupuestos para obtener el sí del PNV”, subraya la profesora madrileña.
Menos fe tienen en la altura de miras de todos los políticos los jóvenes de PP y Ciudadanos. “No se quiere el bien común. La única ambición de Sánchez ha sido llegar a la Moncloa. No ha tenido la delicadeza de pactar la moción, de habernos puesto de acuerdo a varios partidos para obtener una mayoría. Sus aliados son quienes quieren romper España, quienes se sitúan al margen de la legalidad”, subraya Enrique. Al tiempo, remarca que “ahí no nos va a encontrar a nosotros. Nos va a encontrar dentro del orden. Ciudadanos siempre ha estado abierto a pactar con PP y PSOE dentro de la legalidad. Así que si Sánchez demuestra que desea seguir hablando, vamos a llegar a acuerdos pero sin ceder España por conseguir poder”.
Al mismo respecto se explica Jesús. “¿Altura de miras? ¡No! Se ha tratado de aprovechar el momento para hacer a Sánchez presidente a toda costa. El objeto de la moción no ha sido mejorar España, sino echar al PP”, apunta el joven ferroviario. Y continúa: “Si quisiéramos cambiar de políticas no tendríamos a un presidente del Gobierno que una tarde dice que los presupuestos no son validos y a la mañana siguiente los apoya porque le interesa. No existe consenso. Se está improvisando en un juego en el que todo vale con tal de tener el sillón”. “Más que bien común yo veo interés común”, asevera.
En el Estado laico que el entonces líder de la oposición dibujaba en su programa electoral en 2015, no había sitio para la asignatura de Religión en el aula, se instaba a denunciar los Acuerdos Iglesia-Estado o a revisar las exenciones fiscales como el IBI. Son cuestiones en las que choca con la Iglesia. ¿Se puede ser católico y activo militante socialista? “Mi fe no está afectada por mi vida política. La mayoría de valores de mi partido conjugan con el Evangelio. No concibo el ser cristiana sin ser socialista ni viceversa”. Pero “sé que vivimos en un Estado aconfesional y no debemos perderlo del horizonte”, sostiene Valeria. En lo tocante a su fe, tampoco Enrique, estudiante de Derecho y ADE, siente que afecte su activismo político: “Soy católico y los ideales de mi partido, basados en la igualdad y la libertad, no son ajenos a mi fe”.
La representante de Podemos lo tiene claro: “Hay mucha sintonía entre las palabras del papa Francisco y lo que defiende el partido. Y lo dicen creyentes y no creyentes”. Estefanía defiende que en Podemos hay gente de Iglesia. “Hay personas cristianas pero también otras con distintas espiritualidades. Desde el Círculo tenemos presente que la laicidad es necesaria y nos ayuda a respetarnos y escucharnos mejor, pero la espiritualidad es una dimensión que todos tenemos, no es patrimonio de las religiones, y tenerlo en cuenta mejoraría las relaciones de todos. Otra cosa es que los compañeros que están en primera línea no sepan comunicarlo ni se visibilice esta realidad”.
Por su parte, Jesús es el menos partidario de la revisión de los acuerdos. “Puede que se tengan que revisar, pero ¿se dice por convicción o por revancha?”, se pregunta. A renglón seguido, afirma: “Ahora mismo en la izquierda existe un odio visceral a la Iglesia. Y existe un motivo por el que no paga el IBI: es para invertir lo que tiene en beneficio de la ciudadanía, es lógico que quienes contribuyen al bien común cuenten con unos ‘privilegios’, no para enriquecerse sino para revertirlo en la sociedad”. Desde su mirada, no cree que sea momento de que la Iglesia imponga su postura y se alinee con un partido u otro. “La Iglesia puede dar su opinión públicamente, está en su derecho, pero no imponiendo. Los obispos y sacerdotes son referentes y tienen influencia sobre un grupo; no olvidemos que la Iglesia está al servicio de todos”, señala.
Sobre la necesidad de que la espiritualidad se cuele en la política repara Estefanía. “Ser cristiano es algo que nos vertebra y eso se tiene que notar. La parte espiritual, no una religión concreta, sino la interioridad, hace mejor la vida y, por tanto, hace mejor la política. No podemos dejarla al margen. Si todos mirásemos al otro con respeto, porque reconocemos que merece la misma dignidad que yo, no existirían en el Congreso esos enfrentamientos tan beligerantes en los que los unos se ríen de los otros”, comenta. Por eso, remarca que “ojalá entrase en los parlamentos la espiritualidad y los diputados creyentes supiesen expresar con palabras lo que vertebra sus vidas”, ya que “compartimos un trasfondo y es más importante que la idea de cualquier partido”.
Hoy, el hablar de política y de corrupción, tristemente, va unido. De hecho, la corrupción es la base de la moción de censura. Para regenerar y cambiar la política están ellos. Como jóvenes y cristianos. Y, obviamente, el tema ha salido a la palestra durante el debate. Valeria reflexiona al respecto y sin ambages afirma: “Pa’ fuera lo malo”. Risas en la mesa. Momento de distensión. No son palabras suyas. Robo a Aitana y Ana Guerra. Las triunfitas que lo petan –literal– con la suerte de himno reggaetonero feminista que es ‘Lo malo’. “La regeneración es un trabajo de todos los partidos; de verdad, saquemos todo lo malo. No solo el PP y el PSOE, sino todos. Demos paso a la gente joven, la nueva política somos todos, pero para construirla hacen falta nuevos políticos”, mantiene. Pa’ mala ella. Y es así como se dibuja la nueva política.