Elisa Fernández, la mujer que denunció al sacerdote Luis Rubio Contreras y a otros párocos de formar parte del grupo autodenominado “La Familia”, cuyos miembros están acusados de haber cometidos abusos sexuales, ha enviado una carta al Vaticano solicitando que Alejandro Roic, obispo de Rancagua, sea excluido del equipo investigador de los casos de abusos.
El canal de televisión chileno T13 ha dado la noticia, en la que destacaban frases de la carta enviada por la víctima pidiendo que “en lugar del prelado se nombre un plantel indagador externo e imparcial”. Y añadía, “a estas alturas solo puedo pensar que (Goic) buscaba encubrir, y debe ser investigado él junto con los sacerdotes, por no haber actuado con celeridad, con prontitud y con la diligencia que correspondía”.
La encuesta fue promovida por la Conferencia Episcopal, Terre Solidaire, SJR y Caritas Francia, (ver resultados de la encuesta), para responder “a la llamada del papa Francisco para promover una auténtica cultura del encuentro” y escuchar “todos los miedos y toda la pobreza, para ayudar a cada uno a recibir al otro como riqueza y no como una amenaza”.
Una mínima mayoría de los católicos galos encuestados (41% vs. 39%) argumenta que los inmigrantes hacen esfuerzos para integrarse en la sociedad francesa. Pero incluso esta benevolencia es bastante ambivalente, porque solo el 8% de los católicos cree firmemente que la mayoría de los inmigrantes, que llegan a Francia, podrán integrarse.
Respecto a la política migratoria, no están contentos con la “simple invocación de los principios”. El 61% no está de acuerdo con la propuesta de cerrar completamente las fronteras a los inmigrantes, mientras que el 58% rechaza la tesis de que Francia tiene suficientes recursos económicos para alojar a los inmigrantes. Casi uno de cada dos católicos ha donado en los últimos doce meses. Esto muestra que las redes de asociaciones y las parroquias católicas continúan desempeñando un papel fundamental en la organización de la solidaridad.
Javier Román Arias, obispo de Limón (al este del país), reconoce que el alejamiento de la Iglesia respecto a los indígenas ha supuesto la proliferación de templos evangélicos. Durante más de 4 décadas, dos sacerdotes alemanes visitaron poblados de indígenas, fundaron escuelas y levantaron casas, pero cuando uno de ellos murió y el otro partió de la zona, hace diez años, su ausencia se convirtió en olvido hacia estos pueblos, a pesar de que muchos de ellos eran católicos.
“La idea no es ir a evangelizar, ni meterles a Cristo por ningún lado; la idea es ir a buscar el desarrollo que necesitan”, comentó el obispo. En los últimos tres años, la diócesis de Limón se ha dedicado a conseguir recursos para construir la Casa de la Misericordia, un rudimentario inmueble de madera que sirve de comedor y refugio para las personas que caminan hasta cuatro días para llegar al poblado de Telire.