El día antes del arribo a Santiago de la misión pontificia integrada por el arzobispo de Malta, Charles Scicluna, y el oficial de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Jordi Bertomeu, el Papa Francisco aceptó la renuncia al obispo Juan Barros, de Osorno, y otros dos obispos. Ellos, igual que todos los obispos chilenos, dejaron sus cargos a disposición del Papa durante el encuentro en Roma a mediados de mayo. Todo indica que estas podrían ser las primeras renuncias que Francisco acepte en el proceso de renovación de la iglesia chilena que está llevando a cabo directamente. Aún están pendientes el arzobispo de Santiago y el obispo de Rancagua quienes renunciaron al cumplir los 75 años; y con ellos, otros tres obispos discípulos de Karadima que también podrían dejar sus diócesis con cargos similares a los de Barros.
Los otros dos obispos que dejan sus cargos son el arzobispo de Puerto Montt, Cristián Caro, y el obispo de Valparaíso, Gonzalo Duarte. Este último ha sido duramente acusado, en estas semanas recientes, al volver a ventilarse en los medios de comunicación una antigua denuncia de posible abuso y encubrimiento. Caro, por su parte, ha sido uno de los más firmes defensores públicos del obispo Barros, en ocasiones incluso intentando imponer sus puntos de vista desde su autoridad.
Uno de los más perseverantes acusadores de Karadima y de los obispos formados por él, Juan Carlos Cruz, quien fue recibido por el Papa junto a otras dos víctimas, ha expresado que “empieza un nuevo día en la Iglesia Católica de Chile. Se van tres obispos corruptos y seguirán más.Emocionante por tantos que han luchado para ver este día. La banda de obispos delincuentes se empieza a desintegrar hoy”, dijo en Twitter.
La salida de Barros de la diócesis de Osorno despeja un obstáculo anunciado para la misión Scicluna – Bertomeu ya que los líderes del Movimiento de laicas y laicos de Osorno han reiterado que no es posible ningún diálogo sin que antes haya salido el obispo Barros. Así, entonces, los delegados papales quedan en condiciones de conducir un proceso entre los grupos antagónicos que permita restablecer la comunión eclesial diocesana.
Administradores apostólicos con futuro
La Santa Sede ha designado como administradores apostólicos a dos obispos auxiliares de Santiago lo que puede ser interpretado como una señal de su continuidad como obispos, ya que ellos también dejaron sus cargos en manos del Papa. Además, fue designado el provincial mercedario quien aparece así como candidato a obispo en esta fuerte renovación del episcopado chileno.
Ricardo Morales Galindo, ha sido Provincial de la Orden de la Merced en Chile desde el año 2011. De 45 años de edad, fue ordenado sacerdote el año 2006. Es abogado, bachiller en Teología y Licenciado en Educación de la Pontificia Universidad Católica de Chile; y Magister en Derecho de Infancia, Adolescencia y Familia. Ha sido designado administrador apostólico para la arquidiócesis de Puerto Montt, 900 kilómetros al sur de Santiago.
A la diócesis de Valparaíso, una de las tres más grandes del país, ha sido designado el obispo auxiliar de Santiago, Pedro Ossandón Buljevic, de 60 años. Licenciado en Teología en la Pontificia Universidad Católica de Chile, ordenado sacerdote en 1986 y consagrado obispo en 2008. Además de párroco en poblaciones populares de Santiago, ha desempeñado cargos destacados en la Conferencia Episcopal de Chile.
El obispo auxiliar de Santiago, Jorge Concha Cayuqueo, tiene 60 años, fue ordenado sacerdote en 1986 y consagrado obispo en 2015. Ingresó a la orden franciscana en la que prestó diversos servicios, incluso ministro Provincial. Fue elegido vicepresidente de la Conferencia de Religiosos de Chile (CONFERRE). Es bachiller en Ciencias Religiosas de la Pontificia Universidad Católica de Chile, y doctor en Ciencias Sociales por la Pontificia Universidad Gregoriana en Roma. Ha sido designado obispo de Osorno, diócesis que tiene una importante población mapuche, con la que tiene gran cercanía ya que su madre pertenece a ese pueblo.