El cardenal arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, y el secretario general de la Conferencia Episcopal, José María Gil Tamayo, han tuiteado sendos mensajes para alabar la acogida y el gesto de solidaridad mostrado por el Gobierno español con los inmigrantes que viajan a bordo del Aquarius.
El mandato es claro: «Fui forastero y me hospedasteis». Más allá de consideraciones políticas y legales, al leer la vida desde el Evangelio, uno va buscando al otro. #Aquarius es una llamada de Cristo a Europa.
— Carlos Osoro Sierra (@cardenalosoro) 11 de junio de 2018
La acogida en el puerto de Valencia de los inmigrantes a bordo del #Aquarius es un buen gesto de solidaridad de ?? que nos alegra. El Papa nos pide en su Mensaje de la Paz de 2018 acoger, proteger, promover e integrar a los inmigrantes. pic.twitter.com/lHyi9jYdsd
— José M. Gil Tamayo (@jmgilt) 11 de junio de 2018
El barco Aquarius, con más de 600 inmigrantes y refugiados rescatados por Médicos sin Fronteras y Sos Mediterranée, al que el ministro del interior italiano no le ha permitido atracar en puertos de su país, será acogido “por razones humanitarias” en Valencia, según un anuncio hecho por el Gobierno español esta tarde.
“El gesto del Gobierno español nos parece positivo, aunque lamentablemente este no es un caso aislado, sino que se repite. Las instituciones de la Iglesia vienen pidiendo desde hace tiempo un cambio en las políticas migratorias, y defendiendo que otra manera de responder es posible, y que la hospitalidad es un mínimo necesario”, señala a Vida Nueva Ramón Muñoz, delegado diocesano de Migraciones de Málaga.
“Europa vive una deshumanización grave, que se manifiesta en actuaciones concretas en Hungría, Polonia, ahora Italia… y aquí, muy cerca de nosotros, en las vallas que se levantan en Ceuta y Melilla”, añade Muñoz.
Comunicado por la muerte de 4 personas en el mar de Alborán
En un comunicado público, Cáritas y la Delegación de Migraciones de Málaga han mostrado su “profundo dolor por la pérdida -ayer- de 4 vidas humanas en el mar de Alborán y su solidaridad con los familiares de las víctimas”. En la barca viajaban otras 49 personas, dos de ellas mujeres.
Desde Cáritas se hace un llamamiento: “Como discípulos de Cristo no podemos olvidar que son hermanos nuestros y no ‘material descartable’. Nadie inicia un éxodo tan difícil y duro por mero afán de aventura, voluntariamente, sino huyendo de la penuria del hambre, de la guerra o de la persecución religiosa”.
“En las parroquias queremos sensibilizar ante el drama de los emigrantes y refugiados. Muchas personas creyentes comparten los tópicos que se han generado en la sociedad, pero mientras no se combatan las causas que están provocando esta situación en origen, será muy difícil dar una respuesta satisfactoria a este reto”, concluye Muñoz.