En las páginas de L’Osservatore Romano de hoy, 13 de junio, se recogen las palabras del Comisario europeo de Migraciones, Dimitris Avramapulos, alabando la decisión del Gobierno de Pedro Sánchez de recibir al barco Aquarius en Valencia, se trata “de poner en práctica la verdadera solidaridad, tanto hacia estas personas vulnerables como hacia los estados miembros”.
Y con ellas, se lanza este mensaje: “La esperanza es que la solidaridad, señalada por Avramapolus no se exprese solo en gestos meritorios de buena voluntad, sino que se institucionalice mediante reglas europeas precisas que definan una responsabilidad colectiva y vinculante para los países de la Unión Europea”.
Desde el diario vaticano se alerta de que con este gesto de España “no se resuelve la cuestión de la inmigración. Hay que definir las responsabilidades de acogida y que no sean delegadas a los países donde se produce el primer desembarco”.
“Tenemos un dispositivo preparado y podemos acoger 200 personas, hoy, ya, sin límite de acogida, que implica acompañamiento psicológico, sanitario, alimentación, vestido, viviendas o trabajo social con ellos”, ha declarado Olbier Hernández, delegado de Migraciones de la diócesis de Valencia.
Arturo Ros, obispo auxiliar, ha señalado que “muchas veces no hay una consideración hacia el bien de la persona, sea quién sea. Que esta Europa, que quiere caminar unida, tenga estas aristas que no son propias de la esencia del tratado europeo o del humanismo cristiano, hace incomprensibles estas cosas”.