Francisco ha escrito una carta al español Jesús Ruiz Molina, obispo auxiliar de Bangassou, en República Centroafricana, donde la guerra es una realidad diaria, en respuesta a una primera misiva que él envió al Pontífice. El Papa le afirma sentirse conmovido al enterarse “de las duras pruebas que tantos hermanos y hermanas deben enfrentar en esas tierras a causa de la persecución y de injusticias sin fin, y de los sufrimientos e incomprensiones que os afligen”.
Francisco se solidariza con el obispo, asegurándole que comprende “el desaliento y la sensación de impotencia en los momentos de prueba”, y le anima en su labor evangelizadora recordándole “no estás solo, el Señor es tu fuerza y nunca abandona; y la Iglesia, como madre solícita, está presente al lado de quien sufre”.
Contrarrestar la violencia con amor
En cuanto a la dramática situación de guerra que se vive en el país, especialmente en la diócesis de Bangassou -que obligó a que la ordenación del obispo no fuera in situ- el Papa le ha pedido “contrarrestar la violencia, que tiene su origen en el Maligno, con el amor y la misericordia“, siendo “protector de los más débiles, impulsor de reconciliación y depositario de esperanza”, lo que le recuerda es una de las tareas de un obispo.
Así, le impulsa finalmente “a seguir adelante con fe y esperanza, a ser un pastor cercano a tu gente, un padre y un hermano con mucha mansedumbre, paciente y misericordioso“. Francisco se despide recordándole que le acompaña en la oración, a él y a toda la diócesis, y le pide que haga lo mismo por él.