Los obispos mexicanos manifestaron su preocupación ante la medida tomada en las últimas semanas por el Gobierno de Estados Unidos, de separar de sus padres a casi dos mil niños migrantes, lo que eleva el total de menores en esta situación a casi cuatro mil, a partir del año pasado.
A través de un mensaje titulado: ‘Por la unidad de las familias’, los obispos del país recordaron que el papa Francisco también ha hecho pública su preocupación sobre el creciente número de niños, niñas y adolescentes migrantes no acompañados que existen en diferentes partes del mundo, por lo que ha pedido que las familias no sean separadas, sino al contrario, favorecer su unidad para consolidar el bien común.
Explicaron que la dramática situación que se observa en los medios de comunicación, donde cientos de niños lloran por sus padres en estaciones de detención, es el resultado de una política migratoria de “tolerancia cero”, que promueve el arresto a todos los adultos que intentan entrar de manera ilegal a Estados Unidos, incluyendo aquellos que buscan asilo y huyen de condiciones de peligro y vulnerabilidad en sus países de origen. “Mientras los adultos son arrestados y detenidos –apuntan– los niños acompañantes son separados de sus familiares y enviados a diferentes instalaciones de detención”.
A merced del crimen organizado
El texto, firmado por el cardenal José Francisco Robles Ortega, presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), señala que de la misma manera a la Iglesia en el país le preocupa la existencia de muchos niños migrantes solos o que se encuentran en compañía de personas que no son sus padres o sus tutores oficiales, pues su condición los expone a ser presa del crimen organizado o de la trata de personas. “Estos niños –señala– es preciso rescatarlos por razones humanitarias y tratarlos de manera justa, respetando con gran cuidado sus derechos humanos”.
En este contexto, la CEM hizo un fuerte llamado al Gobierno de Estados Unidos, a salvaguardar la integridad de las familias migrantes y el derecho que, tanto padres e hijos tienen de permanecer unidos, al tiempo que le recordó al Gobierno del presidente Donald Trump que la soberanía política de cualquier Estado descansa en una soberanía anterior y mucho más fundamental: la soberanía de las familias.
Añade el comunicado: “Las familias poseen una dignidad que les es propia y que no es fruto del estatus migratorio de sus integrantes, sino de su propia naturaleza como célula esencial de la vida social. Además, separar a las familias genera consecuencias más peligrosas y dañinas para los niños, porque los hace más vulnerables y los expone a otros riesgos que, sin el cuidado y resguardo de los padres no podrán afrontar”.
Finalmente, tras explicar que el interés superior de los niños tiene primacía sobre cualquier otra cuestión o discusión en esta materia, los obispos mexicanos confiaron a Santa María de Guadalupe las esperanzas y el cuidado de todos los migrantes y refugiados, y especialmente de los niños y niñas latinoamericanos que padecen esta situación en los Estados Unidos. “Jesucristo nos recuerda a todos: ‘En verdad les digo que cuanto hicieron a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicieron’”, concluye el texto.